Nueva York.— La presión política ejercida sobre el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, no ha dejado de aumentar, después de haberse conocido los detalles de una de las seis acusaciones de acoso sexual vertidas en su contra. Sin embargo, ayer se negó nuevamente a renunciar.

“No he hecho lo que se ha alegado y punto”, dijo Cuomo en una rueda de prensa telefónica, en la que destacó la posibilidad de que las acusaciones se deban a alguna motivación oculta.

El gobernador de Nueva York ha descrito a los políticos que han pedido su dimisión como “insensatos y peligrosos”.

De los seis testimonios de mujeres que han asegurado haber sido víctimas de acoso sexual o de comportamientos inapropiados por parte del político neoyorquino, ha sido el último el que mayor impacto ha causado. Según información publicada por el diario local Albany Times Union, una joven empleada de Cuomo fue asaltada sexualmente en la residencia oficial del gobernador a finales de 2020, cuando el político le pidió que acudiera a ayudarle a solucionar un problema con su teléfono celular. Cuomo habría entonces metido sus manos debajo de la blusa de la empleada, quien no ha sido identificada, y le manoseó los pechos.

Un día después de haberse conocido los detalles, la Asamblea Legislativa de Nueva York anunció el jueves una investigación para establecer si se celebra un juicio político en su contra, mientras que un grupo de 59 legisladores estatales demócratas emitió un comunicado pidiendo su renuncia.

Horas antes de la comparecencia del gobernador ayer ante la prensa, 11 representantes en las cámaras legislativas de Washington, entre ellos Alexandria Ocasio-Cortez y Jamaal Bowman, exigían también su dimisión. A ellos se unieron más tarde el líder de la mayoría demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, así como la senadora neoyorquina Kirsten Gillibrand.

Una reportera también anunció haber sufrido su comportamiento inadecuado.

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