Corrupción, inestabilidad y cambio de gobierno: Perú volvió a demostrar en 2020 que su menú político es repetitivo.
Tras ascender el 23 de marzo de 2018 a la presidencia de Perú en su rango de vicepresidente y por un lío de corrupción, Martín Vizcarra Cornejo cayó el 9 de noviembre pasado por otro escándalo de presuntas irregularidades. El Congreso Nacional de Perú destituyó ese día a Vizcarra tras descubrirse que, como gobernador o presidente regional del sureño departamento (estado) de Moquegua, de 2011 a 2014, recibió sobornos millonarios por contratos de públicas.
Vizcarra rechazó las acusaciones, pero el Congreso declaró su vacancia del puesto por “incapacidad moral permanente” y en su lugar primero designó a Manuel Merino, pero prevaleció la incertidumbre política.
Merino ocupó el cargo del 10 al 15 de ese mes y dimitió en medio de un mortal estallido de violencia callejera y de un vacío político, por lo que el Congreso nombró el 17 a Francisco Sagasti. Con tres mandatarios en una semana, Perú prolongó la incertidumbre generalizada: quitar y poner presidentes se transformó en moda. Vizcarra asumió en reemplazo de Pedro Pablo Kuczynski por otro conflicto de supuestos sobornos.
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Kuczynski, conocido como PPK, quedó obligado a dimitir el 21 de marzo de 2018 por presuntos nexos con transacciones para favorecer a la empresa constructora brasileña Odebrecht, nervio central de un polémico caso de coimas para ganar licitaciones públicas en 10 países de América Latina y el Caribe.
En su capítulo peruano, la trama Odebrecht también salpicó a los expresidentes Ollanta Humala (2011-2016), Alan García (2006-2011 y se suicidó en 2019) y Alejandro Toledo (2001-2006). Aunque juró para completar los últimos 40 meses de los 60 para los que Kuczynski debió gobernar desde el 28 de julio de 2016 hasta el 28 de julio de 2021, Vizcarra fracasó en su plan de construir un pacto social anticorrupción.
Agravado por el desplome económico provocado por la crisis del coronavirus, el escenario peruano cerrará 2020 con una profunda tensión en la antesala de los comicios presidenciales y legislativos del 11 de abril de 2021. Unos 25.2 millones de peruanos podrán acudir a las urnas para elegir a las autoridades del periodo 2021 a 2026: un presidente, dos vicepresidentes, 130 congresistas y 5 al Parlamento andino.
“Estamos encaminados hacia las elecciones generales (…) en medio de la apatía, [con un] porcentaje mayoritario de ciudadanos que le dan la espalda” a los 21 candidatos a la presidencia, dijo el analista político y periodista peruano César Campos, a consulta de EL UNIVERSAL.
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“Resulta predecible una campaña desabrida, violenta, pletórica de mensajes y agendas difusas, un considerable número de aspirantes tachados, rostros nuevos sin ventanas donde exhibirse adecuadamente, la lucha fratricida al interior de las agrupaciones postulantes en la carrera por el voto preferencial y un largo etcétera”, previó.
Salud y economía
Perú llegó ayer a un acumulado de un millón 7 mil 657 enfermos de Covid-19 y 37 mil 474 decesos, por lo que se ubicó en el quinto país de América Latina y el Caribe más perjudicado por la pandemia, con Brasil, Colombia, Argentina y México, de acuerdo con cifras oficiales.
Por el golpe colateral de la emergencia sanitaria, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) anticipó que la economía peruana tendrá en 2020 una contracción de menos 13% del Producto Interno Bruto (PIB), superada en la zona por 26% de Venezuela.
La incertidumbre “es grande: la coyuntura política y sanitaria jugarán un rol significativo sobre todas las proyecciones”, advirtió el (no estatal) Instituto Peruano de Economía (IPE) en un informe acerca de las perspectivas del año próximo.
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Con la pérdida de unos 6.7 millones de empleos, el IPE pronosticó que Perú registraría un rebote proporcionalmente equivalente a la magnitud de la caída de la actividad en 2020, “aunque sin llegar a una recuperación total de la producción, sino hasta el 2022”.