“Se oyó un gran boom y el tipo de sonido que no quieres escuchar cuando estás en un avión”; así describió Travis Loock a la cadena CNN su experiencia el sábado en el vuelo 328 del Boeing 777-200, cuando a los 20 minutos de haber despegado del aeropuerto de Denver , Colorado con destino a Honolulu, en Hawai, el avión registró una falla en el motor derecho, que se incendió.

Fragmentos cayeron a tierra y el aparato tuvo que regresar a Denver . El avión llevaba 231 pasajeros y 10 tripulantes.

Nadie salió herido, pero los pasajeros como Loock se llevaron un buen susto.

“Mucha gente no podía ver el motor de ese lado, así que yo estaba más asustado porque yo sí podía verlo, y sabía que eso no estaba bien”, detalló a CNN.

Otro pasajero, Bob Brown, también escuchó la explosión, miró por la ventana y cuando vio el motor en llamas decidió grabar con su teléfono.

“Mi esposa y yo nos miramos, nos tomamos de las manos y sólo deseamos poder ver a nuestros hijos otra vez”, contó a la cadena KCNC.

“En un momento dado pensé que íbamos a morir porque comenzamos a perder altura justo después de la explosión”, dijo otro pasajero, David Delucia, a The Denver Post.

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En redes sociales se publicaron imágenes de una pieza circular del avión de United Airlines en un patio en Broomfield, un suburbio de Denver .

Kirby Klements y su esposa son los dueños de la casa en cuyo patio cayó la pieza. “Estábamos sentados en la sala, leyendo el periódico, cuando escuchamos un golpe fuerte”, dijo al Denver Post. “Primero pensé que eran escombros del trampolín del patio de mi vecino. Pero cuando salí a ver, me di cuenta que era la parte de delante de un motor de un avión”.

Los escombros destruyeron la cabina del camión de Klements.

Las investigaciones continúan para saber qué causó que el motor se incendiara. Los pasajeros que así lo quisieron viajaron en otro avión a Hawai. Otros optaron por permanecer en un hotel en Denver .

agv

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