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Berlín.— Los líderes de los tres partidos que integran la coalición de Gobierno en Alemania llegaron ayer a un acuerdo sobre un paquete para frenar la inmigración ilegal y endurecer la política de asilo, tras varias semanas de negociaciones que amenazaron la estabilidad de la administración de la canciller, Angela Merkel.
La titular del Partido Socialdemócrata (SPD), Andrea Nahles, y el vicecanciller, Olaf Schulz, dijeron ayer que acordaron que el procesamiento de las solicitudes de asilo debe acelerarse. Asimismo, el gabinete deberá acordar una ley migratoria durante este año para subsanar la falta de trabajadores, una de las demandas centrales del SPD.
Los líderes socialdemócratas lograron así acercar posiciones con el bloque conservador, formado por las Uniones Cristiano Demócrata y Cristiano Social (CDU y CSU) y que es liderado por Merkel.
El ministro del Interior y líder de la CSU, Horst Seehofer, se mostró muy satisfecho con el acuerdo. “Todo es de la A a la Z como le gustaría a un ministro en el cargo”, dijo.
Por la mañana, Seehofer había anunciado que Alemania aspira a frenar en la frontera con Austria el ingreso de refugiados que hayan solicitado asilo en otros Estados europeos, mayormente Italia y Grecia, y devolverlos directamente a estos países.
Tras un encuentro con el jefe de gobierno de Austria, Sebastian Kurz, Seehofer aseguró que la creación de centros de refugiados en la frontera entre ambos países “no será en detrimento de Austria”.
Como colofón de un conflicto entre ambos que amenazaba con poner fin a la coalición de gobierno a poco más de 100 días de asumir el poder, Seehofer obtuvo de Merkel el compromiso de rechazar en el límite con Austria a los refugiados que hubieran sido registrados en otro país europeo.
El anuncio de este polémico plan causó irritación en Austria, donde el gobierno de derechas no quiere inmigrantes varados en su territorio.
Seehofer prometió a Viena que los migrantes no serán devueltos a Austria, sino que serán trasladados directamente a Italia o Grecia, Estados de los que, según sus palabras, proceden tres cuartas partes de los refugiados que arriban a Alemania.
Merkel, por su parte, remarcó que el objetivo del acuerdo sólo puede ser cumplido si se alcanzan pactos bilaterales con los países involucrados, que también regresarán a los migrantes.
El primer ministro de Hungría, Víktor Orban, aclaró ayer en Berlín que no está dispuesto a recibir de vuelta a migrantes cuyos datos fueron tomados por las autoridades húngaras a falta de registro en Grecia, donde pisaron por primera vez territorio de la Unión Europea.
También se jactó de que su país “está protegiendo a los alemanes” y liberándolos de “una carga inmensa” al impedir la llegada de migrantes, al tiempo que se quejó de que su país sea visto como poco solidario.