En 2017, la administración municipal de París inició su “guerra contra las ratas”. Seis años y 1.5 millones de euros después, la alcaldesa Anne Hidalgo apuesta por una nueva estrategia: la “cohabitación pacífica” con los roedores.

Anne Souyris, teniente de alcalde de París, dijo que la administración está formando un comité para estudiar si humanos y ratas pueden vivir juntos y en paz, sin que se convierta en un problema de salud pública.

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Geoffroy Boulard, jefe del distrito 17 de París y miembro del Partido Republicano de centro-derecha, ha criticado a Hidalgo por no hacer suficiente para eliminar a las ratas. La huelga de la basura, de enero a marzo, sólo agravó la situación.

Así, el gobierno de Francia está financiando un proyecto -Armageddon- desde 2021, que busca ayudar a la capital a gestionar la población de las ratas, poner fin a los “prejuicios” sobre ellas, y ayudar a una mejor convivencia entre humanos y roedores, revelan medios franceses.

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Además, se esperan nuevas medidas tras la reunión con el comité. Se trata, dijo Souyris, de ver de qué manera personas y ratas pueden vivir juntos de una forma “más eficiente y al mismo tiempo asegurar que no sea insoportable para los parisinos”.

Ante la preocupación por el tema de la peste, enfermedad que transmiten las ratas negras, la administración local que no son esas las ratas que invaden París, sino otras, que transmiten enfermedades como leptospirosis y que no representan un riesgo “significativo” para la salud pública. En todo caso, se está pidiendo al Alto Consejo Francés de Salud Pública que participe en el debate, señalando que “necesitamos asesoramiento científico”.

Mientras políticos de oposición critican la medida, señalando que “París se merece algo mejor”, algunas ONG han alzado la voz para elogiarla.

“Las ratas están presentes en París, como en todas las principales ciudades francesas, por lo que surge necesariamente la cuestión de la convivencia”, dijo en un comunicado el grupo Paris Animaux Zoopolis, defensor de los derechos de animales. Detalló que “cohabitación pacífica” no significa adoptarlas y que vivan en las casas de las personas, como en la película de Ratatouille, sino “asegurarnos de que estos animales no sufran y no nos molesten. ¡Un objetivo muy razonable!”.

El proyecto lanzado en 2017 invirtió miles de euros en tratar de frenar la reproducción de los roedores, incluyendo el uso masivo de raticidas. Sin embargo, no tuvo éxito.

También se colocaron miles de cubos de basura hermético para evitar la proliferación de animales. Tampoco funcionó.

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