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Ciudad de Panamá
.- Tras escuchar el testimonio del joven presidiario panameño Luis Óscar Martínez, en una visita hecha la mañana de este viernes a un centro penitenciario en las afueras de esta capital, el Papa Francisco advirtió que las sociedades tienen la urgencia de “crear oportunidades y alternativas” , con educación y trabajo, que ofrezcan “nuevas posibilidades a sus hijos” para evitar que caigan en “culpas, errores o equivocaciones”.
En una liturgia penitencial en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora , en el este de la capital panameña y que alberga a 167 jóvenes privados de libertad, Martínez , de 21 años, contó a Francisco que en 2016 “tropecé y cometí un delito”.
“Creí que todo había acabado”, aunque luego de caer preso “comprendí que mi Padre Dios estaba conmigo”, para culminar los estudios secundarios “y lograr ese cambio en mi vida”, describió.
“Lo que espero, o cómo me veo en un futuro, es siendo un chef internacional y un técnico en refrigeración especializada. Espero darle esa alegría a mi madre y estar en comunión con aquella parte de mi familia que perdí”, aseveró.
“También quisiera darle las gracias a usted. Le agradezco que como servidor de nuestro Señor Jesús se tome el tiempo de escuchar a un joven privado de libertad como yo. No hay palabras para describir la libertad que siento en este momento. Gracias por eso”, refirió.
Al inicio de su mensaje, Martínez indicó que “mi vida ha sido difícil: al cumplir un año de edad, mi padre abandonó a mi madre. Ella siguió la batalla de la vida, no sólo conmigo, sino con mi hermana y mi hermano. Cuando iba creciendo sentía que me faltaba algo, que había un vacío dentro de mí. Hoy sé que ese algo que faltaba era la voz de un papá que me guiara con amor”.
En 2015, prosiguió, “Dios tocó mi corazón y tomé la decisión de aceptar a Cristo como mi Señor y Salvador. Ese día volví a tener papá. Pero tiempo después tropecé y cometí un delito. No imaginé que tendría consecuencias graves como perder a parte de mi familia, mis estudios y estar en un lugar como este. Causé un daño muy profundo a un ser querido y a mí”.
Tras reafirmar que con su arresto creyó que había llegado a un final, agregó que “al principio fue duro convivir con otras personas privadas de libertad”, aunque al ser trasladado al Centro “una noche algo me dijo que no todo ha terminado porque mi propósito es grande”.
“En ese momento comprendí que mi Padre Dios estaba conmigo, y que si estoy en este momento hablando con usted es por gracia y amor de parte de Dios, mi Cristo amado. Me siento agradecido, porque puso aquellas personas en mi caminar para ayudarme a poder culminar mis estudios secundarios y lograr ese cambio en mi vida”, agradeció, para anunciar sus objetivos profesionales.
El Papa le respondió en una homilía: “Todo no ha terminado, porque tienes un propósito grande que te permite comprender que el Padre Dios estaba y está con nosotros y nos regala personas con las que caminar y ayudarnos a alcanzar nuevas metas”.
“La alegría y la esperanza del cristiano ―de todos nosotros, también del Papa ―nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie, no puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo. ¿Aquí? Sí, aquí. Es haber sentido como lo compartiste vos, Luis , que en aquellos momentos que parecía que todo se había acabado algo te dijo: ¡No!”, relató el Pontífice .
En el tercer día de su presencia en Panamá , en una visita que inició el pasado miércoles y concluirá el próximo domingo, Francisco visitó el centro penal juvenil y se refirió a los retos de las sociedades para abrir oportunidades de desarrollo humano.
“Hermanos”, dijo el Papa a los 167 jóvenes reclusos, “ustedes son parte de la familia, ustedes tienen mucho para compartir, ayúdennos a saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos”.
“Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible. Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo”, recalcó.
Al advertir que la sociedad “si bien puede experimentar la impotencia de no saber el cómo, no se rinde y lo vuelve a intentar” para generar progreso social, subrayó que “todos tenemos que ayudarnos para aprender, en comunidad, a encontrar estos caminos”.
“Es una alianza que tenemos que animarnos a realizar: ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro”, sus familias y demás autoridades, explicó. “Todos, peleen y peleen, pero no entre ustedes, para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación”, instó.
Al despedirse al final de la actividad, el Papa argentino volvió a dirigirse a los 167 jóvenes y les recordó: “Abran la ventana, miren al horizonte. No se olviden”.
Francisco
continuó hoy con su participación en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) , que empezó el martes pasado y concluirá el domingo próximo con asistencia de miles de peregrinos de 156 países.
El Pontífice participará a partir de las 17:30 horas locales (16:30 en el centro de México ) en un vía crucis como parte de la JMJ en el Campo Santa María la Antigua , un gigantesco sector capitalino de áreas verdes y vías junto a la bahía de esta ciudad, agitada con extremas medidas de seguridad para acoger a la muchedumbre que llegó para acompañar a Francisco .
agv