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Hasta inicios de diciembre el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro Barrios, de 62 años, había decidido quedarse en Nicaragua ejerciendo periodismo crítico en contra del régimen dirigido por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Fue a partir del allanamiento y posterior toma por parte de la Policía de la redacción de los medios que él dirige, el 12 y 13 de diciembre, así como el cierre forzoso del canal independiente 100% Noticias, una semana después, que Chamorro y su esposa decidieron exiliarse en Costa Rica.
“La situación de seguridad para mi persona y para las condiciones de ejercer periodismo en Nicaragua se han agravado drásticamente” después de estos hechos, explicó Chamorro, quien en Nicaragua dirige los medios digitales Confidencial y la revista Niú; y los programas de televisión Esta Semana y Esta Noche.
En el caso de 100% Noticias, el cierre definitivo también conllevó el encarcelamiento de su dueño, Miguel Mora y de su jefa de prensa, la periodista costarricense-nicaragüense, Lucía Pineda. Chamorro explica en entrevista con La Nación la forma de criminalización que ha ejercido el régimen de Ortega en contra del periodismo independiente y como, a su juicio, el deterioro de la economía puede llevar al país a un mayor estado de incertidumbre.
– A mediados de diciembre usted había manifestado que iba a seguir haciendo periodismo independiente en Nicaragua, ¿por qué ahora tomó la decisión de exiliarse?
- Evalué la situación después de lo del canal 100% Noticias (allanamiento y detención del director y de la jefa de prensa) y llegamos a la conclusión de que estamos frente a un riesgo inminente de un eventual proceso de criminalización. Cuándo y cómo, eso lo deciden ellos (el gobierno), pero aquí se presentaban dos opciones: esperar el golpe definitivo del régimen o poner en resguardo mi seguridad física y también mi libertad.
“La parte de la seguridad física es también un tema de enorme incertidumbre en Nicaragua, porque por un lado está la Policía y por otro están los grupos paramilitares y los fanáticos del régimen. He sido objeto de campañas
“Vengo aquí (a Costa Rica) para seguir ejerciendo mi función como periodista, para seguir desarrollando mi labor como reportero, como editor, como productor de programas de televisión y del medio Confidencial y he encontrado esa acogida”.
– ¿Lo que ocurrió con el cierre forzoso del canal independiente 100% Noticias fue como un punto de inflexión para tomar esta decisión?
- Definitivamente que es un punto de agravamiento del clima de persecución y acoso contra los periodistas, porque eso indica que no hay nada que detenga la decisión del régimen de aplastar a la prensa libre y quedan otros medios de comunicación, pero todos están amenazados en mayor o menor grado. La información que pude corroborar es que nosotros estamos en esa lista corta, digamos de los medios que están bajo mayor nivel de amenaza.
– Hay amenaza en contra de medios tradicionales como La Prensa y El Nuevo Diario, que son emblemas en el país. ¿Esa amenaza puede significar en una mayor asfixia económica que provoquen su cierre?
- Lo que se ve en primera instancia es eso que ellos mismos (los dueños) han denunciado como la organización de una censura administrativa, lo cual es el bloqueo al acceso a la importación de sus insumos para poder imprimir sus periódicos como papel, tinta, plancha y otros tipos de insumos, pero eso solo es el principio.
"El punto final de esta campaña de persecución y acoso a la prensa es el caso de 100% Noticias, que es no solamente la toma (de una redacción), es el cierre total. Es el impedimento de poder transmitir a través de una señal y, por otro lado, es la criminalización del ejercicio del periodismo.
“Evalué la situación nuestra con información responsable sobre los niveles de riesgo y, la conclusión es que era inminente la necesidad de poner en resguardo nuestra integridad física y nuestra libertad”.
– ¿Usted temía ser detenido?
- Temía ser criminalizado. Fui detenido en innumerables retenes donde fui interrogado. En la salida de la residencia de mi casa desde hace tres meses hay varios retenes policiales que al pasar yo, al salir de mi casa o al intentar regresar te retienen, te piden los documentos, te preguntan a dónde vas, dónde vives, se llevan tus documentos, les toman fotografías, hablan por teléfono con alguien, te detienen diez minutos. Esa es una detención arbitraria, (aunque) después te permitían ir.
“De lo que estoy hablando es de un proceso de criminalización, que te fabriquen delitos criminales absolutamente falsos como ocurre con más de 500 personas en Nicaragua que han sido acusadas por terrorismo”.
– ¿Cuándo ingresa a Costa Rica?
- Estoy aquí desde hace algunos días. No voy a revelar detalle en relación a eso y les pido comprensión. Agradezco a personas que me ayudaron a salir de Nicaragua y a entrar a Costa Rica.
– Desde que fue el allanamiento a la redacción de Confidencial, ¿cómo ha funcionado el medio?
- Es bien difícil trabajar de esa forma y tampoco puedo entrar en detalles para explicar cómo se hace. Es una redacción que trabaja de manera descentralizada y que tiene puntos de contacto, de coordinación remota y que tenemos que trabajar guardando normas de seguridad para evitar otro allanamiento en puntos donde se reúna la redacción. De manera que casi no nos reunimos, hay más contactos virtuales.
– ¿Le sorprendieron los allanamientos por parte de los policías a la redacción?
- Para ser honesto, sí me sorprendió. Uno se prepara para situaciones que pueden ocurrir, pero nunca me imaginé que iba a llegar la Policía Nacional a las 11 de la noche (del 14 de diciembre) a tomarse nuestras oficinas, a asaltarlas y a robarse todo y que al día siguiente iba a llegar a ocuparlas. Al menos pensé que iban a intentar brindar una clase de justificación, pero lo único que vi fue un acto de fuerza bruta absoluta.
“Uno tiende a veces a atribuirle al régimen cierta racionalidad que no tiene, porque esos actos son absolutamente irracionales. Responden a otra lógica que no es la lógica normal de alguien que se mueve bajo determinados estándares democráticos e institucionales. Creo que son hechos extremos”.
– ¿Cómo es la represión actual contra la prensa independiente comparada a la que hubo durante la dictadura de Anastasio Somoza?
- Somoza estableció algunas formalidades para atacar a la prensa y hubo una censura previa, la diferencia hoy es que todo es de facto y se ha llegado a este otro plano que es el de la criminalización del ejercicio del periodismo. Miguel Mora y Lucía Pineda están detenidos por ser periodistas, no están detenidos por ninguna otra razón y eso creo que rebasa un poco el nivel de represión que otros gobiernos anteriores practicaron contra los periodistas. Creo yo que Ortega se coloca dentro de los estándares de una dictadura fascista.
– ¿Qué significó para usted la decisión de exiliarse?
- Es una opción bien dolorosa, porque uno siente un compromiso con la profesión, con los principios a los que nos debemos, con la labor que estoy haciendo, pero además con el pueblo de Nicaragua que hemos acompañado durante estos nueve meses de rebelión cívica.
“Desde el punto de vista personal me toca muy hondamente, porque mi mamá (la expresidenta nicaragüense Violeta Barrios) está muy enferma. Cumplió 89 años en cuidados intensivos en un hospital, ahora está en casa, pero en una situación de pronóstico reservado”.
– Han pasado nueve meses de la crisis. Después de haber visto las diferentes facetas de la represión, ¿qué puede pasar ahora?
- Hay una llama que el régimen no ha podido aplastar, la resistencia está viva. La gente sale a protestar espontáneamente. No han podido aplastar esa demanda de democracia, de libertad, de verdad y de justicia.
“Por otro lado, hay algo que no se estaba presentando en esta rebelión en los primeros meses y es que hay un movimiento internacional de condena y de aislamiento a la dictadura de Ortega. Ha sido condenado en la OEA (Organización de los Estados Americanos), la Unión Europea está a punto de deliberar sobre este tipo de temas. Hay otro elemento que es causado por la misma crisis política provocada por el régimen que es el colapso económico”.
– En el caso de que hubiese pronto unas elecciones anticipadas, ¿Nicaragua podría garantizar un proceso electoral libre y democrático?
- Creo que es imprescindible en el país un acompañamiento internacional para el proceso de reconstrucción de todas la instituciones democráticas que han sido demolidas. El Estado nicaragüense necesita ser reconstruido, pero eso lo puede hacer un nuevo gobierno con un mandato político mayoritario para poder convocar a esa asistencia internacional.
– Pensar en un escenario político con un nuevo gobierno es difícil ahora cuando no hay ni partidos políticos de la oposición ni liderazgos establecidos.
- Se requerirá construir una alianza política nacional que de alguna manera represente mucho de lo que ha ocurrido en todo este proceso, donde no ha habido una sola fuerza por sí sola que sea la que mueva el cambio. Será más fácil a corto plazo hacer una alianza que construir uno, dos, tres o cuatro partidos.
– Ya la OEA empezó el proceso para aplicar la Carta Democrática con lo que el país podría resultar expulsado del foro internacional, ¿podría significar una presión relevante?
- La OEA necesita reunir los 24 votos para poder tomar una decisión en relación al tema de la Carta Democrática. Esos 24 votos, si los tuviera, ya los hubieran convocado, pero eso no quiere decir que no sea posible llegar a reunirlos, es cosa de tiempo.
“Lo peor que le podría ocurrir a Nicaragua es que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , apareciera como el factor internacional de presión o intervención. Ortega está desesperado buscando un enemigo, buscando cómo fabricar la narrativa de que su gobierno es víctima de un injerencismo imperialista”.
lsm