Los 200 años de relaciones diplomáticas entre México y Estados Unido s, que se cumplieron el pasado 12 de diciembre, constituyen un buen momento para reflexionar no sólo en las altas y bajas que ha tenido la relación y los que hoy son los desafíos más importantes, sino también en las oportunidades de cara al futuro.
Tal es la tesis de El Grupo de México en el Mundo en el documento Doscientos años de relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. Entre el acercamiento deseado y el distanciamiento inevitable. Participan el exembajador Héctor Cárdenas Rodríguez; el economista Carlos Heredia Zubieta; la exembajadora Roberta Lajous; el internacionalista Jorge A. Schiavon; los analistas Antonio Ortiz-Mena y Diego Marroquín Bita; la exembajadora, Martha Bárcena Coqui, así como los investigadores Carlos A. Pérez Ricart e Isidro Morales y el exembajador Jorge Álvarez Fuentes, bajo la coordinación de la investigadora Susana Chacón y los exembajadores Francisco Suárez Dávila y Olga Pellicer, quienes también participan con artículos.
A decir de Álvarez Fuentes, estos 200 años son la “oportunidad para reinterpretar la relación bilateral” , más allá de los fatalismos o el “pobre México, tan cerca de EU”. Elemento clave de esa reinterpretación es el rol que puede jugar México no sólo como socio comercial de EU, aprovechando que, hasta ahora, el T-MEC parece ser la parte más sólida en la relación bilateral, con todo y las discrepancias en temas laborales, de competitividad y ambientales, etcétera.
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“Con excepción del acuerdo comercial, originalmente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte [TLCAN] y actualmente el Tratado México, Estados Unidos y Canadá [T-MEC], las relaciones bilaterales se conducen de manera casuística, sin un entramado sólido, provisto de instituciones fuertes y miradas de corto y largo plazo”, señala Pellicer en su artículo Estados Unidos y México: 200 años de cercanía y distanciamiento.
Tres eventos recientes podrían catapultar a México a un nuevo papel: la guerra comercial con China, e l reacomodo mundial de las cadenas de suministro derivado de la pandemia de Covid-19 y la invasión de Rusia a Ucrania.
En ese tema se concentran los analistas Antonio Ortiz-Mena y Diego Marroquín Bitar, al hablar de la Relocalización de las cadenas de suministro en México : atracción y repulsión. Para los autores, si a esos eventos se suman las ventajas que da a México el ser parte del T-MEC, el país podría “sumar esfuerzos con sus vecinos norteamericanos y principales socios comerciales para construir, de manera conjunta, cadenas de suministro resilientes al aprovechar esta situación geopolítica”. Ortiz-Mena y Marroquín detallan que EU se ha dado cuenta de la importancia de dejar de depender de suministros chinos, particularmente en el tema de semiconductores (chips). Por ello, apuesta al nearshoring y México, en ese sentido, tiene claras ventajas.
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“Además de su enorme diversidad geográfica, climática, estabilidad macroeconómica y mano de obra altamente calificada, México comparte con Estados Unidos la frontera más dinámica del mundo: en ninguna región fronteriza hay más cruces de personas, vehículos y mercancía que la que comparten los dos países. De la mano de Canadá y Estados Unidos, las tres economías de Norteamérica representan casi una tercera parte del PIB mundial, un peso económico 50% superior al de China, casi 60% más grande que el de toda la Unión Europea y 11 veces mayor al de otras agrupaciones regionales, como el Mercado Común del Sur [Mercosur], conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”.
México, insisten, en el contexto global descrito, y gracias al nearshoring, “podría generar ingresos adicionales por exportaciones de bienes por hasta 35 mil millones de dólares en los siguientes años”. La fuente: el Banco Interamericano de Desarrollo.
Para ello, tendría que superar diversos retos, que marcan los autores del documento. Ortiz-Mena y Marroquín aluden a problemas como el débil Estado de derecho en México. El país ocupó, en el índice global sobre el tema que difundió el Proyecto de Justicia Mundial en 2022, el puesto 27 de 32 países.
Si se habla de corrupción, el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCI) de la Americas Society/Council of the Americas coloca a México en una “clara trayectoria descendente”.
Violencia e inseguridad
La violencia y la inseguridad son otros grandes problemas que México debe superar. “Son una plaga para el nearshoring en México, y no se diga para el bienestar de los mexicanos. Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía muestran una alarmante tendencia en los niveles de violencia del país, con 35 mil 625 homicidios registrados en 2021. Es decir, en promedio mueren más de 100 personas cada 24 horas”, alertan los expertos. Carlos A. Pérez Ricart abunda en este talón de Aquiles en la relación bilateral que puede opacar y poner fin a cualquier oportunidad de México para fortalecer su posición y convertirse en el socio clave de EU.
Para el país vecino, uno de los temas prioritarios es el del fentanilo, del que los cárteles mexicanos de la droga son los principales proveedores, al grado de que crece en Estados Unidos la presión para declararlos organizaciones terroristas. No sólo eso. Los estadounidenses han expresado abiertamente su temor de que México se convierta en “punto de partida para operaciones terroristas en Estados Unidos”.
La relación en seguridad ha sido uno de los lados más flacos entre Estados Unidos. Pérez Ricart hace un recuento de los desencuentros con la DEA, del Culiacanazo a la detención del general Salvador Cienfuegos y la reforma a la ley de seguridad.
“Hacia el futuro, el reto para México y Estados Unidos será buscar mecanismos de cooperación que logren atajar los desencuentros naturales, al tiempo de que encuentran soluciones puntuales”. Las elecciones de 2024 en Estados Unidos, donde el tema del fentanilo será clave, no ponen el panorama fácil.
México, plantean los expertos, debe también invertir en más capacitación de sus empleados, pero también deberán atender las preocupaciones en materia energética, ambiental y laboral que se plantean desde Estados Unidos.
Martha Bárcena, exembajadora de México en Estados Unidos, se enfoca en otro de los retos que el gobierno mexicano parece estar obviando: el Congreso estadounidense dividido.
México, advierte, necesita “establecer un diálogo continuo con el Congreso estadounidense”, particularmente con los caucus; pero también tendría que dar seguimiento a aquellas iniciativas que pueden impactar la relación bilateral, incluyendo las relacionadas con la reforma migratoria. Falta también un seguimiento de audiencias e informes en Estados Unidos sobre todos aquellos temas que afectan a México. Sin eso, difícilmente se podrá incidir en la agenda estadounidense.
Migración, clave en 2024
No podía faltar en esta reflexión el tema migratorio, que es ampliamente abordado por Pellicer, Susana Chacón y Carlos Heredia Zubieta. Más de 38 millones de mexicanos viven legalmente en Estados Unidos, convirtiéndose en la minoría más numerosa.
Sin embargo, como señala Heredia, esa presencia cada vez mayor de connacionales en el país vecino no se ha reflejado necesariamente en un mayor interés de parte del gobierno de México, más allá de las remesas. Tampoco en su incidencia electoral.
Pellicer lamenta “las pocas perspectivas que hay de mitigar” los aspectos “conflictivos” en el tema migratorio. Este asunto, como el de las drogas, será clave en las elecciones 2024 y dificultarán, opinan los expertos, ver la migración más allá de una “invasión” proveniente desde México.
En ese sentido, que México aprovechara la oportunidad en el tema económico también podría terminar beneficiando al migratorio, evidenciando la presencia de mano de obra que pueda servirle a Estados Unidos.
¿Se aprovechará la oportunidad? Los autores del documento recuerdan diferentes ocasiones en que se han dejado ir oportunidades. Como cuando en 2018, la empresa estadounidense Qualcomm abandonó una propuesta de 200 millones de dólares para producir semiconductores en el país y prefirió irse a Brasil al no lograr un acuerdo con el gobierno en turno. “Las oportunidades [de nearshoring] que dejamos ir, alguien más las va a aprovechar. Ya alguien dijo que el que se fue a La Villa perdió su silla”, señalan Ortiz-Mena y Marroquín.
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