Miami.— El acceso a dispositivos móviles, redes sociales e internet ha transformado la manera en que los niños interactúan, trabajan y se entretienen, dando paso a una generación de menores hiperdigitalizados. Las consecuencias de este fenómeno son severas.
En Estados Unidos, la hiperdigitalización —el proceso de integración creciente y omnipresente de la tecnología digital en todos los aspectos de la vida diaria— de los niños se ha acelerado.
De acuerdo con un informe de Common Sense Media de 2021, los niños de ocho a 12 años en el país pasan un promedio de aproximadamente cinco horas al día en pantallas de entretenimiento, mientras que los adolescentes de 13 a 18 años pasan cerca de siete horas y media al día, excluyendo el tiempo de uso para tareas escolares.
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El mismo estudio indica que aproximadamente 53% de los niños en Estados Unidos tienen su propio teléfono celular antes de los 11 años y 69% tiene uno a los 12. Además, 84% de los adolescentes tienen su propio dispositivo.
Otro estudio de Pew Research Center de 2020 reveló que cerca del 95% de los adolescentes tienen acceso a un teléfono celular y el 97% de ellos utilizan una o más plataformas de redes sociales. La revista JAMA Psychiatry publicó la raíz de un vínculo entre el uso de redes sociales y el aumento de depresión entre los adolescentes, especialmente las menores de edad.
En relación con el tipo de belleza corporal que las redes sugieren en ese mundo de perfección digital, un estudio realizado por la Universidad de Florida encontró una asociación significativa entre el tiempo dedicado a las redes sociales y la percepción de la imagen corporal en adolescentes. Aquellos que pasaban más tiempo en las redes sociales tenían una imagen corporal más negativa y una mayor probabilidad de desarrollar trastornos alimentarios.
Otra encuesta de la Asociación Estadounidense de Psicología cita que 45% de las niñas y 34% de los niños entre 13 y 17 años dijeron sentirse estresados por la presión para lograr una imagen corporal ideal. Otro estudio de la Universidad de Pittsburgh encontró que el uso frecuente de las redes sociales estaba asociado con un mayor riesgo de depresión en jóvenes adultos. Esto sugiere que el impacto negativo de las redes sociales en la salud mental puede persistir hasta la adultez.
En materia de suicidios o muertes de menores presionados por los estándares de exigencias de las redes sociales y los diversos retos que se convierten en virales, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) no suelen desglosar las razones específicas detrás de cada caso de suicidio, especialmente de menores; pero el tema ha generado tal preocupación que Mark Zuckerberg, creador de Facebook (hoy Meta), ha tenido que comparecer en diversas ocasiones ante el Congreso para ser cuestionado sobre la responsabilidad de la plataforma en suicidios y otros problemas emocionales desarrollados por los jóvenes.
Qué dicen los especialistas
La Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), consultada por EL UNIVERSAL, expresó su preocupación sobre el tema y compartió información acerca del mismo. Entre otras cosas “los niños y adolescentes, —hombres y mujeres—, pueden desarrollar una dependencia a los dispositivos digitales; lo que les trae irritabilidad, frustración y ansiedad cuando no tienen acceso a estos” comentÓ el vocero de la AAP.
Explicó que la gratificación instantánea que ofrecen las plataformas digitales puede reducir la capacidad de los jóvenes y niños, de ambos sexos, para manejar demoras o trabajar hacia metas a largo plazo sin recompensas inmediatas. “El uso intensivo de dispositivos puede disminuir las interacciones cara a cara dentro de grupos de interés como la familia o la escuela, afectando la comunicación y el fortalecimiento de vínculos familiares y amistosos” subrayó.
“El ciberacoso es otra fuente de preocupación, tanto para los jóvenes como para sus cuidadores. De hecho, las investigaciones demuestran que la intimidación y el acoso en línea pueden ser perjudiciales para el bienestar psicológico de los jóvenes”, señala la AAP, que cita varios estudios según los cuales el acoso y la intimidación en línea pueden ser más graves que el acoso fuera de línea. En algunos casos, el ciberacoso termina con el suicidio de la víctima.
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La administración del tiempo de pantalla puede ser una fuente de conflictos entre padres e hijos, especialmente cuando los padres intentan limitar el acceso a dispositivos en un esfuerzo por promover actividades más saludables o interacciones familiares directas.
Mientras que en la escuela, “la presencia de dispositivos móviles en el salón de clases puede ser una distracción significativa, disminuyendo la capacidad de los estudiantes para concentrarse en las tareas escolares” dijo; “y aunque los dispositivos digitales pueden ser herramientas educativas útiles, su uso inadecuado puede llevar a una disminución en el rendimiento académico debido a la reducción en el tiempo dedicado al estudio o a la tarea”.
La AAP explicó a este diario que “un tiempo excesivo frente a pantallas puede afectar negativamente el desarrollo de habilidades sociales en niños y adolescentes”. Y aseguró que “la falta de interacción cara a cara puede hacer que les sea más difícil desarrollar empatía y comprender la comunicación no verbal, exponiendo a los menores a riesgos de ciberacoso, que puede tener consecuencias sicológicas graves”.
Además, los adolescentes pueden generar dependencia hacia el uso de celulares y de plataformas sociales. La falta de likes, ansiedad, depresión y sentimiento de rechazo social, agravando el problema.
Así las cosas, el fácil acceso a internet puede exponer a los niños a contenido inapropiado o peligroso sin la adecuada supervisión; “esto también los puede llevar a compartir información personal en línea, lo que incrementa su vulnerabilidad a prácticas como el grooming o el robo de identidad” concluyó.
Según estudios del Pew Research Center, las adolescentes tienden a usar redes sociales como Instagram y Snapchat a tasas ligeramente más altas que los adolescentes varones. Además, las chicas reportan usar estas plataformas más frecuentemente. Los adolescentes varones son más propensos que las mujeres a jugar videojuegos online, lo cual es consistente a través de diversas plataformas.
Diferencias entre razas y etnias
Existe una brecha digital notable entre las diferentes razas y etnias en Estados Unidos respecto a la hiperdigitalización. Un informe del National Center for Education Statistics menciona que los hogares blancos y asiático-estadounidenses tienden a tener un acceso más alto a dispositivos tecnológicos y a internet en casa comparado con hogares hispanos y afroamericanos.
Los adolescentes de hogares hispanos y afroamericanos a menudo dependen más de dispositivos móviles para acceso a internet, lo que puede limitar el tipo de contenido al que pueden ingresar fácilmente en comparación con los jóvenes de hogares con múltiples dispositivos y conexiones de banda ancha más amplias.
Los menores de hogares de bajo ingreso tienen menos probabilidades de tener acceso a dispositivos personales, como computadoras o tablets; y son más propensos a depender de teléfonos móviles para el acceso a internet. Esto puede afectar tanto la calidad como la cantidad de su interacción con contenido digital.
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Los niños y niñas de hogares de menor ingreso también enfrentan retos en la educación a distancia, donde el acceso limitado a tecnología adecuada y conexiones de internet estables puede obstaculizar su aprendizaje.
La era del Covid-19
Los datos de estudios sugieren que la pandemia de Covid-19 incrementó significativamente las brechas existentes en acceso y uso de tecnología entre diferentes grupos socioeconómicos y raciales-étnicos.
Esta etapa provocó cambios significativos en la vida de millones de personas y tuvo un impacto profundo en la hiperdigitalización de los menores en EU. El cierre de escuelas, la transición a la educación en línea y las restricciones en las actividades sociales y de ocio presenciales llevaron a un aumento drástico en el uso de tecnologías digitales por parte de niños y adolescentes.
La pandemia de Covid-19 aceleró la hiperdigitalización de los menores en Estados Unidos de maneras que probablemente tendrán implicaciones duraderas en su educación, desarrollo social y bienestar emocional a largo plazo.