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Cusco
En la comunidad de Ccorccor, a 4 mil metros sobre el nivel del mar, ubicada a 50 kilómetros de la ciudad de Cusco, Perú, una familia quechua, conformada mayormente por mujeres, aún usa las técnicas de sus antepasados.
Marleny, quien es la cabeza de esta familia, junto con Clemencia, Tiburcia y Mariluz, comienzan su día desde que salen los primeros rayos del sol para ir a trabajar. Su oficio consiste desde sacar a los animales a pastar, elaborar paso a paso sus distintas variedades de productos textiles, cocinar, cuidar a los niños, ayudar a los hombres a la siembra de semillas, hasta llevar la comida para los demás a los campos de cultivo.
La mujer quechua se prepara desde que es muy joven. Sus principales conocimientos son sobre los textiles y su producción, que conlleva varios pasos hasta lograr un producto artesanal hecho a mano.
El procedimiento de creación inicia cuando se recolecta y lava el pelaje de la alpaca, para después continuar con el teñido de los hilares utilizando distintas plantas, además de insectos que la naturaleza les brinda.
Durante su crecimiento, las niñas de la comunidad aprenden de sus padres las distintas propiedades e importancia de las plantas, con el objetivo de que reconozcan para qué funcionan y sus beneficios curativos. En consecuencia, así saben qué enfermedades pueden curar y ellas también trasmiten su conocimiento de generación en generación.