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Niñas y adultas venezolanas solo recuerdan hoy el Día Internacional de la Mujer sometidas a un dramático panorama dentro y fuera de Venezuela, porque están convencidas de que tampoco hay nada para celebrar.
A las mayorías de venezolanas sin ligámenes con los círculos de poder del régimen gobernante en Caracas las azota una mezcla de condiciones de vulnerabilidad, riesgo, limitado ingreso económico, alimentación deficiente y barreras en el acceso a la salud en las que están atrapadas antes de emigrar de Venezuela al exterior y que inciden en el proceso migratorio y de refugio.
Así lo determinó una investigación denominada “Situación de la movilidad humana de mujeres y niñas venezolanas con enfoque diferencial de derecho y de género. Informe diagnóstico”, difundida ayer y elaborada por el (no estatal) Centro de Justicia y Paz (Cepaz), de Venezuela con apoyo de la embajada de Canadá en Caracas.
“Conmemoramos este día, pero sin nada que celebrar”, dijo la venezolana Beatriz Borges, directora de Cepaz y activista de derechos humanos. “Solo celebramos la esperanza de lograr un cambio para recuperar la democracia y evitar más pérdidas de vidas y sufrimiento de los venezolanos”, explicó a EL UNIVERSAL.
Cepaz hizo el estudio en alianza con las organizaciones no gubernamentales Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa, Centro Hispanoamericano para la Mujer Freya, Mujeres en Línea y Uniandes Acción Popular.
Todas son entes no estatales venezolanos. Una copia está en poder de este periódico.
Peligros.
Los factores económicos y sociales adversos “están impulsando a las mujeres a una salida del país en condiciones inadecuadas, a través del corredor migratorio que se ha establecido entre Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, y que implica en algunos casos peligro para ellas”, puntualizó la indagación, al exhibir escenarios conflictivos para las venezolanas, dentro o fuera de su país.
“Por ello, es importante la generación de políticas públicas en los países de tránsito y acogida que permitan la protección de las mujeres y su integración legal de forma rápida, con lo cual pudieran acceder a los sistemas de salud, de justicia y de trabajo”, subrayó.
Entre las medidas requeridas para tratar de revertir el complicado panorama, planteó “fortalecer las acciones regionales que permitan la lucha contra la trata (de personas) y asegurar la creación de servicios de atención a las víctimas de trata, conforme a la legislación de los países de acogida”.
Otra ruta que sugirió es “desarrollar estrategias entre los países donde se pueda fomentar una migración segura, que involucre información, acceso al trabajo y la salud en Venezuela y los países de recepción”.
Entre otras conclusiones, indicó que “las mujeres que se concentran en el grupo de edad de las más jóvenes, aunado a aquellas con menor formación académica son las que están representadas como el grupo más numeroso en proceso de salida del país. Sus ingresos económicos no les permitían la subsistencia en Venezuela, por lo cual, contar con dinero para su viaje también se mostró como un reto”.
El empleo y los ingresos son factores de riesgo para las mujeres para su acceso a una calidad de vida adecuada, sostuvo. “La precarización del ingreso y las condiciones laborales limita la posibilidad de contar con los recursos para acceder a sus requerimientos básicos o aquellos requeridos para la realización de su viaje y la llegada a su país de acogida”, alertó.
“Las mujeres viven en inseguridad alimentaria, debido a la restricción en el consumo y el limitado acceso a alimentos. Presentan dificultades para tener la seguridad de satisfacer sus necesidades alimentarias”, estableció.
Asimismo, destacó que “la violencia contra las mujeres se convierte en un factor de riesgo para el proceso de movilidad, puede generar la salida de la mujer de su país, o volverse una amenaza durante el tránsito, destino y/o durante el retorno. En Venezuela la ausencia de respuesta institucional genera barreras importantes para la protección del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia”.
“Las mujeres se están arriesgando a salir de Venezuela sin contar con los recursos económicos que garanticen su seguridad e integridad en el proceso de salida y llegada al país de acogida”, refirió, al asegurar que las venezolanas migran “en condiciones de alta vulnerabilidad debido a factores estructurales”.
Movimiento. Por ser un flujo incesante, es todavía impreciso el número de venezolanos que migraron de Venezuela en especial a Colombia, Ecuador y Perú, aunque también a Brasil, Panamá y otros países americanos y europeos.
Cálculos de instituciones internacionales del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertaron que más de tres y medio millones de venezolanos salieron de Venezuela como parte de un éxodo que se intensificó a partir de 2014 por la aguda y generalizada escasez de medicinas, insumos médicos, alimentos y bienes básicos y por la profunda crisis política, socioeconómica e institucional.
Con esos precedentes, las expectativas de 2019 es que, en un país con más de 31 millones de habitantes, el total de los venezolanos migrantes al exterior llegue a unos cinco millones.
El conflicto político se agravó este año luego de que más de medio centenar de países de América, Europa, Asia y Oceanía desconocieron al oficialista Nicolás Maduro—gobernante desde abril de 2013 a la muerte en marzo de ese año de Hugo Chávez, líder del régimen—como presidente de Venezuela a partir del 10 de enero de 2019, al aducir que se reeligió en 2018 en comicios ilegítimos.
En este contexto, el opositor Juan Guaidó fue electo el 5 de enero pasado como presidente de la Asamblea Nacional, bajo dominio oficialista, y juramentado el 23 de enero de este año como mandatario encargado ante lo que las fuerzas opositoras catal0garon como usurpación de la Presidencia por parte de Maduro.
Deterioro.
Con este contexto de incertidumbre, la realidad para las venezolanas continuó deteriorándose.
El informe recordó que Venezuela atraviesa “la mayor crisis social, política y económica que se pueda recordar” dentro de su período democrático. Al cierre de 2018 e inicios de 2019, la inflación interanual fue de 2 millones 688 mil 670%, por lo que es “la más alta en la historia del país”, recalcó, basado en datos de la Asamblea.
La devaluación del bolívar (moneda nacional) frente al dólar en enero de 2019 fue de 194% al pasar de 734 a 2.174 bolívares soberanos. “Este panorama económico impactó de manera sustancial los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, los cuales subieron 262% en enero de 2109. Otros rubros con un gran aumento fueron la vivienda que aumentó 202% y el transporte 451%”, precisó.
La canasta básica alimentaria, que debería ser cubierta por el salario mínimo, en enero de este año “llegó aproximadamente a 160 dólares, mientras que el salario mínimo mensual era equivalente a 6 dólares al mes”, detalló.
“Para diciembre de 2108 una familia requería de 23 salarios mínimos solo para cubrir sus gastos básicos de alimentación”, describió.