Ciudad del Vaticano. Mientras los cardenales y obispos daban el último adiós al uno por uno, una pequeña religiosa se saltó el protocolo y se colocó en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos, llorando, sin que nadie pudiera decirle nada.

Era sor Geneviève Jeanningros, monja de la Congregación de las Hermanitas de Jesús y sobrina de Léonie Duquet, una de las dos religiosas francesas desaparecidas durante la dictadura militar en la Argentina (1976-1983), que fue víctima de Alfredo Astiz.

Sor Jeanningros, de 82 años, con su simple hábito celeste y mochila, que vive desde hace cinco décadas en una casa rodante al lado de un parque de diversiones de Ostia, en las afueras de Roma, se había hecho muy amiga del papa Francisco.

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Aunque al principio algunos diáconos intentaron alejarla diciéndole que no podía estar ahí, que no era su turno, que debía esperar y pasar en otro momento, algunos gendarmes la reconocieron. Y la llevaron hasta el féretro y le permitieron quedarse ahí para llorar a su amigo.

Mientras cardenales y prelados se acercaban a despedir al Papa, Sor Jeanningros se se mantuvo en una esquina, sola, llorando desconsolada. El video del momento se hizo viral.

La 'enfant terrible', llamaba el papa Francisco a esta religiosa que se dedica desde hace 56 años a asistir a las mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, la costa de la región del Lacio.

Sor Geneviève empezó cada miércoles a llevar a las audiencias generales a grupos de homosexuales y a mujeres transexuales, muchas de las cuales ejercen la prostitución en esta zona degradada a las afueras de Roma.

En medio de la pandemia del coronavirus, junto con el párroco de la Santísima Virgen Inmaculada de la localidad de Torvaianica, don Andrea Conocchia, llamó a la puerta del cardenal limosnero Konrad Krajewski para que llevase ayuda a las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans: unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.

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Un miércoles acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras transexuales para que conociesen al Papa. "Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el Papa, se la llevé y él rezó por ella", contaba a los medios vaticanos.

La monja consiguió que, el 31 de julio de 2024, el papa Francisco visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes.

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