Miami.— Con los mercados financieros internacionales hundiéndose bajo el impacto de la confrontación comercial desatada por el presidente estadounidense Donald Trump con la imposición de nuevos aranceles, las fisuras en su propio círculo político y empresarial comienzan a hacerse visibles.
Líderes influyentes del Partido Republicano y altos ejecutivos del sector privado, particularmente de Wall Street, que hasta hace poco respaldaban de forma incondicional las decisiones del mandatario, ahora expresan dudas abiertas sobre el rumbo económico de la administración.
Lo que empezó como una estrategia de presión comercial ha comenzado a mutar, en palabras de uno de sus otrora partidarios, en una “guerra económica nuclear”. Ese fue el término exacto que utilizó Bill Ackman, el influyente gestor de fondos de cobertura y fundador de Pershing Square Capital Management. “Esta no es una guerra comercial tradicional; esto es una guerra económica nuclear autoinducida”, advirtió en una declaración pública recogida por múltiples medios, incluyendo The Guardian y BBC.
Lee también: China promete combatir aranceles de EU "hasta el fin"; insiste que no cederá ante nuevas amenazas de Trump
Ackman, uno de los primeros donantes empresariales en respaldar la campaña de Trump en 2024, propuso una pausa de 90 días en la implementación de los aranceles para permitir un marco de negociación diplomática, señalando que “los votantes que pusieron a este presidente en el poder no esperaban políticas que empobrecieran a la clase trabajadora. Esto no es por lo que votamos”, advirtió.
“Al imponer aranceles masivos y desproporcionados a amigos y enemigos”, afirmó, Washington está “destruyendo la confianza” en Estados Unidos como socio comercial y como mercado en el cual invertir capital. De mantenerse las tarifas, aseveró, lo que viene es un “invierno económico”.
Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase y uno de los ejecutivos más influyentes de Wall Street, expresó alarma en su carta anual a los accionistas. “La economía enfrenta considerables turbulencias... con los posibles negativos de los aranceles y ‘guerras comerciales’”, escribió, subrayando que las decisiones adoptadas podrían tener efectos duraderos y acumulativos difíciles de revertir.
El desconcierto entre los grandes inversionistas es palpable. Stanley Druckenmiller, legendario gestor de fondos de cobertura, también rompió filas con el presidente al declarar: “No apoyo aranceles que excedan el 10%”, advirtiendo que tarifas elevadas no sólo detendrán el crecimiento, sino que invitarán a represalias multilaterales de países aliados y rivales por igual.
Incluso Elon Musk, uno de los empresarios más afines a Trump en otras áreas como la desregulación tecnológica, ha levantado la voz. En una videoconferencia con socios europeos, Musk criticó abiertamente los aranceles y usó un ejemplo clásico de economía básica: el lápiz. Recurriendo al ensayo de Milton Friedman “Yo, el lápiz”, explicó que incluso algo tan simple como un lápiz es resultado de la cooperación internacional. “Tanto Europa como Estados Unidos deberían avanzar hacia una situación de arancel cero, creando una zona de libre comercio entre Europa y América del Norte”, dijo.
En una muestra de desesperación, siete senadores republicanos, incluyendo el anterior líder de la bancada en la Cámara Alta Mitch McConnell, se unieron a la oposición para apoyar un proyecto de ley que busca limitar el poder que tiene Trump para imponer aranceles. La Ley de Revisión Comercial propone obligar al mandatario a obtener la aprobación del Congreso antes de fijar tarifas, que solo podrán prolongarse por un máximo de dos meses a menos que el Legislativo apruebe extenderlos.
El senador por Texas, Ted Cruz, quien durante años fue uno de los más fervientes defensores de Trump, advierte sobre una tormenta perfecta que amenaza con costarle al Partido Republicano su mayoría en el Congreso. “Si caemos en una recesión, 2026 podría ser un auténtico baño de sangre político”, alertó. A diferencia de otras recesiones impulsadas por factores externos, esta, según Cruz y otros políticos, sería resultado directo de una guerra comercial innecesaria.
Lee también: Trump descarta pausar aranceles; versión había impulsado a los mercados en EU
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía y habitual crítico del trumpismo económico, comparó los nuevos aranceles con los aprobados bajo la Ley Smoot-Hawley en 1930, que agravaron la Gran Depresión. “Las políticas arancelarias actuales no sólo son vengativas e impetuosas, sino que carecen de un objetivo claro y conllevan costos inmensos”, escribió en The New York Times.
Desde el mundo académico, Douglas Irwin, profesor de economía en Dartmouth College y uno de los principales historiadores del comercio global, expresó su alarma en una columna publicada en The Economist al asegurar que “los aranceles de Trump abren un enorme agujero en la política comercial que EU ha promovido desde la Segunda Guerra Mundial. Quizás el aspecto más sorprendente de los eventos de esta semana es la capacidad de una sola persona para remodelar completamente esa política”.
Thomas Sowell, economista y miembro sénior de la Hoover Institution, recordó decisiones ruinosas de la década de 1920. “Si inicias una guerra comercial mundial, eso tiene una historia devastadora”.