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Donald Trump hizo de la dureza contra la comunidad inmigrante un estandarte de la campaña electoral y decidió que desde el primer momento que pisara el Despacho Oval entregaría a sus seguidores las máximas promesas en ese ámbito que pudiera. Las resumió en tres órdenes ejecutivas: veto migratorio, refuerzo de la frontera —con el famoso y prometido muro—, y aplicación intensa de las leyes migratorias.
Randy Capps, director de investigación para programas de Estados Unidos del Migration Policy Institute (MPI), considera que las políticas propuestas, si bien no se han implementado totalmente, ya tienen consecuencias.
“Las cortes mayoritariamente han frustrado la primera orden ejecutiva de veto migratorio, pero las admisiones de refugiados han declinado mucho”, señala a EL UNIVERSAL, en relación al veto migratorio que la administración ha tenido que revisar hasta dos veces para poder aplicarlo, aunque en versión diluida respecto de la propuesta inicial.
En el caso del refuerzo de la frontera, Capps recuerda que Trump no ha conseguido ningún centavo para el muro y hasta entonces no puede ser construido; sin embargo, el servicio migratorio (ICE), “está arrestando y deportando más y más gente”, gracias a una ampliación del concepto de “criminal”. Además, parece que la retórica de Trump “ha reducido el número de gente intentando cruzar la frontera EU-México a más de la mitad, permitiéndole adjudicarse una victoria en refuerzo de la frontera”, añade.
En el tercer aspecto, el momento clave fue la decisión de rescindir el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y, todavía más recientemente, el inicio del desmantelamiento del TPS (Estatus de Protección Temporal), como respuesta a su imposibilidad de establecer un nuevo modelo migratorio basado en la meritocracia.
Respecto del veto migratorio, que se enfoca en los musulmanes, Capps duda que haya mejorado la sensación de seguridad en el país. “Señalar personas de ciertas nacionalidades... no parece ser la forma más efectiva para destinar recursos para reforzar la seguridad nacional”, reflexiona.
Según datos del MPI, 85% de los migrantes detenidos son mexicanos o centroamericanos. Queda por ver cuál será la solución ante el fin del DACA y el TPS. De momento, reina la confusión.