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Washington.— El secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, encabeza hoy una delegación mexicana que arribará a la Casa Blanca para evaluar los acuerdos de control migratorio pactados hace 90 días, a fin de evitar la imposición unilateral de aranceles. Sin embargo, a pesar de que las cifras son positivas para los intereses y deseos de Washington, el recibimiento no será tan caluroso como desearía Ebrard, quien salió a advertir que México no es ni será un tercer país seguro.
Ayer, a 24 horas de la reunión, el gobierno de Estados Unidos insistió en que México “tiene que hacer más” en cuanto a control migratorio. Ya adelantaba el pasado viernes The Washington Post que la administración Trump temía que México se “duerma en los laureles”. “Necesitamos que hagan más. Necesitamos que México haga más”, insistió el comisionado interino del servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EU (CBP), Mark Morgan. Si bien reconoció que “México ha tomado pasos significativos y sin precedentes para ayudar a controlar el flujo de migrantes hacia nuestra frontera”.
Las cifras de detenciones en la frontera presentadas ayer por Morgan, estadística que se utiliza para analizar los cruces fronterizos, confirmaron el avance que el canciller Ebrard hizo el pasado viernes: en agosto fueron detenidas 64 mil seis personas, un descenso de 56% con respecto al pico máximo de aprehensiones de mayo, cuando se superaron los 144 mil.
Para Estados Unidos parece no bastar. “Necesitamos estar seguros que mantienen sus esfuerzos; que la Guardia Nacional esté enfocada en su tarea, que continúen unidos y expandan el MPP [protocolo de protección de migrantes], un punto de inflexión con respecto a contener el flujo [de migrantes]”, apuntó Morgan. Instó a las autoridades a trabajar en labores de inteligencia binacional y desarrollar acciones concretas en localizaciones estratégicas.
En México no gustó el tono de Morgan ni las amenazas de que propuestas como las de un pacto de tercer país seguro —que permitiría a Estados Unidos rechazar a los solicitantes de asilo, si éstos no han buscado primero refugio en suelo mexicano—, podrían estar sobre la mesa, una idea con la que Washington está interesado, con México o cualquier otro país de la región.
“Acabo de escuchar declaraciones del encargado del CBP. Reitero frente a las presiones: México no es ni aceptará ser tercer país seguro, tenemos mandato en ese sentido del Presidente y es consenso en el Senado de todas las fuerzas políticas. No lo aceptaremos”, tuiteó Ebrard antes de su llegada a Washington.
El vocero de la SRE, Roberto Velasco, añadió que la insinuación de nuevas amenazas punitivas no se entienden ni serán aceptadas, “menos aún en el contexto de una reducción de 60% del flujo de migrantes indocumentados que entran desde México a Estados Unidos”.
En este clima de presión está programado que la reunión se realice en la Casa Blanca y está confirmado que la delegación estadounidense estará encabezada por el vicepresidente del país, Mike Pence.
“Deseando reunirme con los funcionarios del gobierno mexicano para hablar de los esfuerzos recientes y debatir las formas en las que podemos proteger la frontera. ¡Queda todavía mucho por hacer!”, tuiteó. Entre los acompañantes de Pence estará el flamante nuevo embajador de la Unión Americana en México, Christopher Landau. Con información de Alejandra Canchola