Bruselas.- En el primer año de la presidencia de , la política exterior se ha caracterizado por un alineamiento de México ante las exigencias impuestas por el presidente estadounidense , así como por la continuidad de un servicio diplomático caracterizado por recortes financieros y nombramientos de Embajadores bajo el criterio de lealtad.

Ese es el balance que hacen académicos y miembros de Fundaciones consultados por EL UNIVERSAL, en un primer balance de la relación de México con el mundo tras el cambio de mando en presidencia.

“El primer año ha sido marcado por dos temas principales, uno visible, la relación con Trump, otro mucho menos visible, pero igualmente importante, la austeridad financiera en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)”, resume Günther Maihold, catedrático en el Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín.

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Para el investigador alemán, en la actualidad “apenas queda rastro” de lo que un día fue una relación de colaboración en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), y Washington continúa presentando a México como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos, sea en materia comercial, migratoria o de seguridad.

“La política exterior de Sheinbaum a final de cuentas no ha podido desarrollar un nuevo empuje o una nueva presencia internacional del país a nivel multilateral. En parte, por la falta de financiamiento en la SRE, que no cuenta con los recursos necesarios para dinamizar la red consular en EU para ayudar a los compatriotas y desarrollar una política internacional más contundente. El presupuesto no alcanza ni siquiera para cambiar el personal diplomático tras finalizar el sexenio anterior”.

“No debe sorprender que estamos viviendo más de lo mismo del sexenio anterior, con una desatención al vecindario, solidaridades dudosas, por ejemplo con Cuba, y la descarada intervención en asuntos internos de otros países, como en el caso del Perú”.

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El politólogo sostiene que el mundo sufre cambios drásticos y caracterizados por una inclinación hacia el autoritarismo y menos democracia. Señala que el orden internacional esta en descomposición, al tiempo que avanza el cambio climático.

Maihold subraya que son asuntos internacionales ante los cuales se necesitaría la participación de México. Sin embargo, el país destaca por ausencia de voz e iniciativas.

De cara al resto del sexenio, el estudioso no vislumbra iniciativas importantes para diversificar los lazos con otras naciones ante la presión de Trump, quien, recuerda, dijo en agosto pasado que “México hace lo que le decimos”.

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Lo que sí ve son “algunas excepciones que representan deslices diplomáticos. Entre ellas, la actitud muy flemática con relación a la modernización del Acuerdo de Asociación con la UE, la imposición de aranceles sin mayor preparación a China y la poca presencia en otras partes del mundo”.

“La ausencia de la presidenta en foros regionales y multilaterales importantes como la Asamblea General de ONU o el encuentro de los BRICS (a pesar de la invitación especial de Lula) reflejan un diseño con poco dinamismo diplomático y una centralización de la atención en EU, evitando cualquier movimiento que pueda generar disgusto en Washington”.

La profesora emérita de relaciones internacionales de la Universidad de Gotemburgo, Edmé Domínguez, sostiene que ha sido un primer año lleno de contradicciones.

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“Se nota la voluntad de no plegarse a todas las demandas de Trump, de negociar, de buscar un equilibrio, pero por el otro, sus concesiones han sido muy fuertes”.

“Está dispuesta a ir muy lejos con tal de no sufrir represalias. Está desempeñando un papel más positivo que AMLO, de no plegarse totalmente a lo que dice Trump, se nota más independencia, pero al mismo tiempo se le nota que está con las manos atadas. Sabe que está en juego la economía mexicana”.

Señala que por falta de interés, voluntad política o presión, Sheinbaum no ha explorado opciones de diversificación en otras partes del hemisferio.

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“No hay alternativas cuando se tiene el 80% del comercio exterior atado. Ha sido una situación muy complicada para ella, pero que al mismo tiempo no ha sabido mejorar su margen de negociación”.

Pone de ejemplo el caso de China, cuyas relaciones están siendo sacrificadas por el alineamiento a las condiciones impuestas por Trump.

Aunque Domínguez sostiene que no hay que culpar de todo a Trump. Señala que Sheinbaum debió acercarse a la Unión Europea para atender las muchas desventajas para México que se contemplan en la modernización del Acuerdo Global y que son resultado de lo que se negoció durante la época de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en contratos del Estado.

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Tampoco está actuando en aquellas situaciones en donde México tiene mucho margen de maniobra, como el genocidio en Gaza cometido por Israel y la invasión injustificada de Ucrania por parte de Rusia.

“El no querer involucrarse en el conflicto de Ucrania aísla más a México y lo deja en el vacío. Debería pronunciarse más por los principios de Benito Juárez, de no intervención. No ha sabido corregir una situación que aísla y que representa una gran oportunidad para la imagen exterior de México por los principios que siempre ha mantenido”.

En cuanto al ejercicio diplomático, afirma que hay una inercia en el sentido de que Morena ha seguido las mismas reglas del PRI.

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“Hay una serie de alianzas, clientelismos y premios a políticos, y no ha sido menos en diplomacia, siguen haciendo nombramientos políticos para premiar o exiliar a políticos. Son exactamente las mismas reglas del PRI y Morena no ha modificado eso”.

“Debería haber una institución diplomática fuerte, como el caso de Brasil. México tiene todas las condiciones para lograrlo, porque tiene una escuela de diplomacia muy fuerte. Sin embargo, sigue cayendo en el juego político. No hemos cortado ese cordón porque es parte de la política interna”.

Siegfried Herzog, Director Regional de América Latina de Fundación Friedrich Naumann, considera que los últimos doce meses se han caracterizado por un mayor acercamiento de México con los aliados occidentales, en un momento en el que China y Rusia activamente promueven su influencia en el país.

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“En el contexto de la competencia global y la situación geopolítica actual, es importante reconocer que países como China y Rusia están activamente impulsando sus intereses en México, ya sea en forma de proyectos de infraestructura, inversiones financieras o campañas de comunicación muy activas en televisión, publicidad y redes sociales. México no solo debe ser consciente de esta influencia externa, sino también tratar de protegerse de ella”.

Durante el periodo de reflexión, destaca, México se acercó más a la renovación de la asociación institucionalizada con la Unión Europea.

“Esto supondría un gran logro para ambas regiones, ya que promete un repunte económico y unas relaciones económicas y diplomáticas más estrechas”.

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Señala que Sheinbaum ha logrado “exitosamente” conseguir un balance entre “satisfacer algunas” de las demandas de Trump y defender la soberanía de México sin entrar en confrontación.

“Se trata de un enfoque basado en una evaluación realista de la situación económica y política de México que, hasta ahora, ha logrado evitar escenarios negativos. La gestión de estas tensiones diplomáticas y comerciales se refleja en su índice de aprobación, que oscila entre el 70 % y el 80 %”.

Al ser cuestionado si Sheinbaum ha prestado poca o ninguna atención al resto del mundo, Herzog responde: “tenemos que comprender la posición de México y el grado en que EU influye en la cultura mexicana y, lo que es más importante, en su economía. Esto significa que, tanto para México como para EU, no puede haber un simple “divorcio” en términos comerciales, y la relación sigue siendo fundamental para la política exterior de México”.

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Sobre la práctica del uso de embajadas como premios, dice que sigue siendo la norma, pero no es un comportamiento exclusivo de México. Afirma que casi en todos los países, los puestos de embajador son un instrumento para recompensar a los aliados políticos y, en ocasiones, para mantener a los rivales a una distancia prudente.

“La práctica del PRI, y ahora de Morena, es similar, pero también bastante normal según los estándares internacionales. Los puestos importantes deben ser ocupados por embajadores que gozan de la confianza del gobierno actual, de lo contrario no pueden ser interlocutores eficaces”.

Explica que los gobiernos anfitriones prefieren acoger a un embajador que les proporcione una evaluación política precisa y cuyas palabras puedan interpretarse como un mensaje sólido, en lugar de un profesional competente que no forma parte del debate político real de su gobierno.

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