Un ciudadano mexicano residente en Estados Unidos, Adrián Hong Chang , lideró un grupo de diez personas que asaltó la embajada de Corea del Norte en Madrid el 22 de febrero y avisó de su acción al FBI en Nueva York, con el objetivo de facilitar el material audiovisual que supuestamente había obtenido, según un auto judicial.

Así se expone en la causa abierta en la Audiencia Nacional por el juez José de la Mata, que este martes acordó levantar el secreto de esta investigación y apunta a la comisión de delitos de allanamiento de morada, detenciones ilegales, lesiones, falsificación documental, amenazas y robo, cometidos por organización criminal.

El suceso se conoció en España el pasado 27 de febrero, cuando el diario El Confidencial publicó que un grupo de personas había asaltado la embajada norcoreana en Madrid y había robado varios equipos informáticos, hechos que confirmó la Policía española, aunque la representación diplomática no presentó denuncia.

Tras el asalto, en el que también fueron identificados como responsables el estadounidense Sam Ryu y el surcoreano Woo Ran Lee, Hong Chang se desplazó a Lisboa, donde tomó un vuelo que llegó a Nueva Jersey el 23 de febrero, y cuatro días después se trasladó a Nueva York y contactó con el FBI, según explica el juez español.

El supuesto líder del asalto, relata el auto, se presentó en la embajada norcoreana a media tarde del 22 de febrero y pidió ver al encargado de negocios, al que ya conocía de una visita previa en la que se hizo pasar por empresario.

Aprovechando un descuido, dejó pasar al resto del grupo que se encontraba en el exterior y, portando machetes, cuchillos, barras de hierro y armas cortas simuladas, "comenzaron a golpear violentamente a sus ocupantes, hasta que consiguieron reducirlos y colocarles grilletes y bridas para inmovilizarlos".

Una de las personas retenidas pudo escapar y solicitar ayuda sanitaria y policial.

Al llegar la Policía, el propio Hong Chang, que se presentó como un alto representante de su país, les indicó que no había ningún problema y que, si había alguien herido fuera, debían comunicarlo oficialmente al Consulado.

Tras 60 minutos en la sala de reuniones, tres de los asaltantes se llevaron al encargado de Negocios al sótano y le incitaron a desertar de Corea del Norte, "identificándose como miembros de una asociación o movimiento de derechos humanos para la liberación de Corea del Norte", a los que éste se negó, con lo que volvieron a maniatarlo.

Los asaltantes se apoderaron de un par de "pendrives", dos ordenadores, dos discos duros (uno de ellos de almacenamiento de imágenes de seguridad) y un teléfono móvil.

También tomaron tres vehículos propiedad de la Embajada y huyeron a última hora de la tarde, tras dejar a "las personas que habían detenido inmovilizadas con bridas y grilletes".

Tras el asalto, Hong Chang consiguió llegar a Estados Unidos al día siguiente y se puso en contacto con el FBI.

En ese encuentro manifestó que, bajo su propia voluntad, llevó a cabo el asalto junto a otras personas, "dando superficiales detalles" del hecho, tras el que todos se dividieron en cuatro grupos y se dirigieron a Portugal, por lo que estarían todos ya fuera de España.

Al parecer, previo al asalto, indica el auto, Hong Chang habría contactado con alguien no identificado de la Embajada que sería susceptible de "desertar".

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