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Josué Alvarado tenía 11 años cuando conoció al sacerdote Mauricio Víquez. La necesidad económica lo llevó a pedir trabajo en la parroquia, en Patarrá de Desamparados, en Costa Rica . Pero en vez de ayuda, se encontró con el infierno.
Este miércoles, al concluir el juicio contra el hoy exsacerdote Víquez por violación y abuso sexual , Alvarado respiró con alivio. Y perdonó. “A pesar de todo, lo perdono. Todo ser humano está propenso a cometer algún error”, dijo.
De un total de cuatro acusaciones contra Víquez, sólo la de Alvarado consideró el Tribunal de Penal de Desamparados que no había prescrito. Y por ella lo condenaron a 20 años de prisión . “La Fiscalía demostró que Víquez se aprovechó de su posición de poder, autoridad, relación de confianza con la víctima y de su condición de sacerdote, para cometer las agresiones sexuales, en perjuicio de la persona ofendida”, expresó el Ministerio Público en un comunicado, citado por el Semanario Universidad.
La sentencia se produce dos años y medio después de que Víquez fuera capturado en México, adonde huyó para intentar evadir la justicia.
Alvarado presentó su denuncia en 2018, al ver que se estaban presentando varias acusaciones en contra de quien fuera su agresor sexual .
De acuerdo con el relato del diario costarricense La Nación, Alvarado llegó a la parroquia donde oficiaba Víquez porque necesitaba dinero.
Conversó con el padre Víquez, quien le dijo que podía recoger hojas, lavarle el carro y limpiar la iglesia. Para el niño, cualquier ayuda era muy valiosa, porque eran ocho hermanos y la madre no vivía con ellos.
En tres ocasiones Alvarado sufrió agresiones sexuales . La primera vez, Víquez vio que el niño tenía cicatrices en el abdomen y le pidió que se las mostrara. Aprovechó entonces para tocarle partes íntimas.
En otra ocasión a la familia le cortaron la luz. Esa vez el padre le dijo que no había trabajos por hacer; sin embargo, cuando Alvarado se disponía a retirarse, el cura lo llevó a un dormitorio donde le dijo que le hiciera masajes en el pecho. Como el niño ya le había hecho masajes terapéuticos a su abuelo, no le pareció raro, pero luego Viquez le obligó a practicarle felaciones.
La tercera vez, el menor ocupaba dinero para un paseo de la escuela de Guatuso de Patarrá y fue ahí cuando el cura lo violó a cambio de darle el dinero.
Víquez habría sido encubierto por las autoridades de la Iglesia católica, por lo cual el arzobispo de San José, José Rafael Quirós , enfrenta también un juicio que podrá ser resuelto en próximos días, detalló Semanario Universidad. Los denunciantes aseguran que Quirós estuvo enterado de los actos de Víquez, pero dilató las denuncias internas y eso permitió que pasaran los años hasta ahora, cuando prescribieron varios casos.
Aunque las denuncias de otras tres presuntas víctimas de Víquez no prosperaron, lo acompañaron durante todo el proceso y esta mañana estuvieron presentes en la sentencia.
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Al escuchar que el hombre que tanto daño le causó pasará 20 años en prisión, Alvarado no pudo contener el llanto y se abrazó a los otros denunciantes: Michael Rodríguez, Anthony Venegas y Carlos Muñoz.
“Me han sostenido mi esposa y mis dos hijos. Hoy sentí una liberación total. El fantasma que acarreaba desde los 12 años desapareció”, dijo Alvarado a la prensa tras el fallo.
Víquez anunció que apelará.
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vare/acmr