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Bruselas.— La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, regresó ayer a la Cámara de los Comunes del parlamento británico sin un plan alternativo del Brexit.
Tras el rechazo parlamentario al acuerdo negociado con la Unión Europea (UE), estaba previsto que May presentara un “plan B” para salir del impase en el que se encuentra el proceso.
Sin embargo, en lugar de ofrecer una salida alternativa, la primera ministra se presentó en Westminster sin ofrecer cambios fundamentales a un acuerdo que pretende rescatar de entre los escombros.
La sesión parlamentaria fue más de lo mismo, aun cuando dijo haber celebrado “conversaciones constructivas” con todos los líderes de las fuerzas políticas, excepto el laborista Jeremy Corbyn, quien condiciona el diálogo al compromiso de que no habrá divorcio sin acuerdo.
Ante los Comunes, May insistió en que sólo hay dos formas de evitar el “Brexit duro”: una es revocando el Artículo 50 del Tratado, “con lo que se daría marcha atrás a la decisión del referéndum para permanecer en la UE, lo que sería una traición a la decisión tomada en el referéndum de 2016. La otra manera es alcanzando un acuerdo con la UE”.
“Es como si la votación de la semana pasada nunca hubiera tenido lugar. El plan B es el plan A”, dijo Sara Wollaston, miembro del Partido Tory.
Para tratar de conseguir el apoyo de la Cámara, May informó que viajará a Bruselas para buscar nuevos compromisos sobre el backstop, el mecanismo diseñado para evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
En diciembre pasado May intentó, sin resultados, obtener concesiones sobre el tema irlandés. Ahora volverá aprovechando que la UE dio su primera señal de fractura, luego de que Polonia rompiera filas ante el rigor mostrado hasta ahora por el bloque.
El ministro polaco del Exterior, Jacek Czaputowicz, sugirió que el mecanismo tenga una vigencia de cinco años para buscar una solución a la frontera irlandesa, y no sea indefinido como dice la propuesta actual.
El jefe negociador comunitario para el Brexit, Michel Barnier, ha insistido que el acuerdo negociado durante 18 meses es el mejor posible.
May también habló sobre la probabilidad de un segundo referéndum: “Nuestra obligación es implementar la decisión del primero. Temo que un segundo referéndum establezca un precedente con implicaciones significativas sobre cómo los gestionamos en éste país”, dijo.