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Kigali.- El coordinador nacional de las opositoras Fuerzas Democráticas Unidas de Ruanda
(FDU-Inkingi), Syridio Dusabumuremyi , fue apuñalado mortalmente la noche del lunes en lo que su partido describió hoy como "un asesinato con motivaciones políticas".
"Si se cuentan los asesinatos y desapariciones de los miembros de nuestro partido, no hay duda de que esta muerte fue motivada políticamente", declaró a Efe la presidenta de las FDU-Inkingi, Victoire Ingabire.
Dusabumuremyi, padre de dos hijos, se encontraba en su lugar de trabajo cuando poco después de las 21:00 hora local (19:00 GMT) fue "salvajemente apuñalado" por dos personas, detalló Ingabire en su cuenta de la red social Twitter.
Dos sospechosos ya han sido arrestados
en relación con este asesinato, según anunció hoy la Oficina de Investigación de Ruanda, que se negó a divulgar cualquier detalle con el fin de no menoscabar las investigaciones.
"Después de varios asesinatos de nuestros militantes sin resolver,
no tenemos esperanzas de que se aclare su asesinato"
, denunció Ingabire, quien añadió que se trata de la segunda muerte en tan solo seis meses.
El pasado mes de marzo, el cuerpo del portavoz del partido Anselme Mutuyimana fue hallado sin vida en un bosque en el oeste del país , tras haber sido secuestrado.
Mutuyimana había sido liberado de prisión en agosto de 2018, tras haber cumplido una sentencia de 4 años de cárcel por "incitación a la insurrección".
El pasado julio, el representante de las FDU-Inkingi en el este de Ruanda, Eugène Ndereyimana, desapareció y todavía permanece en paradero desconocido.
Y hace casi un año, el vicepresidente de este partido opositor, Boniface Twagirimana, también desapareció de la prisión en la que estaba detenido con la acusación de "crear grupos armados".
En mayo de 2017, la policía ruandesa confirmó a su vez el asesinato del político opositor Jean Damascene Habarugira, también militante de las FDU-Inkingi y desaparecido tres días antes.
La propia Ingabire fue sentenciada en 2013 a 15 años de prisión por "incitación a la insurrección" tras intentar impugnar las elecciones presidenciales de 2010, condena de la que cumplió seis años hasta ser indultada -junto a otros 2.139 presos- por el presidente ruandés, Paul Kagame.
Kagame, antiguo líder de la milicia tutsi Frente Patriótico de Ruanda (FPR), convertida en partido gobernante desde la expulsión de los rebeldes hutus que puso fin al genocidio de 1994, dirige con mano de hierro esta pequeña nación de África oriental desde el año 2000.
En las elecciones de agosto de 2017, Kagame consiguió un nuevo mandato de siete años al obtener el 98,7 % de los votos, pese a que organizaciones como Human Rights Watch denunciaron importantes irregularidades.
El Gobierno de Kigali, elogiado a menudo por su gestión de la pujante economía nacional, es también acusado con frecuencia de intolerancia política contra voces disidentes
-con opositores en el exilio, encarcelados o muertos-, así como de detenciones extrajudiciales y censura de la libertad de prensa.
avo