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Este sábado miles de angelinos tomaron las calles en el centro de Los Ángeles, en California, y al grito de “No king’s” protestaron contra las redadas y deportaciones de migrantes por órdenes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero justo cuando la movilización regresó a los edificios de gobierno, los policías dispararon para dispersarlos.
Durante la tarde, alrededor de cinco horas después de que había comenzado la marcha y cuando la gente ya se había concentrado de nuevo en el centro de detención, los elementos que blindaban las instalaciones dispararon balas de goma y la gente intentó esquivarlas.
Todavía faltaban cerca de dos horas para que iniciara el toque de queda que fue impuesto para la zona centro de la ciudad, desde el martes pasado, pero mientras los policías agredian a los manifestantes algunos gritaron “es una protesta pacífica”, justo como se había desarrollado la marcha desde la mañana.
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La concentración fue convocada a las 9:45 horas frente al City Hall de la ciudad. Hasta ese lugar llegaron integrantes de diferentes movimientos sociales, pero también ciudadanos y residentes estadounidenses que quisieron demostrar su rechazo ante las acciones de gobierno que han afectado principalmente a la población latina.
En la explanada del Ayuntamiento Bill Moyer, de la organización “Backbone Campaign” preparaba una tela de varios metros de altura que es una réplica de la constitución estadounidense, la cual fue elaborada desde 2017 y ha sido presentada en distintos estados del país, en diferentes movilizaciones.
“Queremos presentar los valores positivos que aquí tenemos porque queremos justicia para todos y un mundo mejor, no queremos un gobierno federal que nos manipule para justificar sus crímenes… esta pieza ha sido formada por miles de personas”, explicó mientras decenas de asistentes se acercan para firmar y dejar su huella en la tela de más de cinco metros.
Los contingentes comenzaron a marchar y, mientras avanzaban por las calles principales del Centro de Los Ángeles, se encontraban con decenas de policías y elementos de la Guardia Nacional y también de la Marina que se colocaron sobre las banquetas y blindaron los edificios gubernamentales, pero ninguno entró en conflicto ni provocaciones.
La marcha transitó por las avenidas Broadway y detuvo su paso por un momento en la esquina entre Quinta y Hill. Una camioneta, al frente de la multitud se detuvo también, en la caja uno a uno subieron activistas, líderes de diferentes movimientos y organizaciones como Black Live Matter, United for Education, Occupy y otras agrupaciones latinas.
“El poder de la gente es más fuerte que el de los que tienen el poder”, gritó desde el megáfono el maestro y activista Juan Ramírez de United for Education, quien además hizo un llamado a proteger a los estudiantes de las comunidades latinas y a sus familias, quienes en las últimas semanas han sido blanco de las redadas y de los agentes de inmigración, quienes llegan a las escuelas y arrestan a sus padres mientras dejan o recogen a sus hijos.
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“¿Están listos para el verano de la resistencia? ¡¿Están listos para el verano de la resistencia?! ¡Porque serán 20 días de actividades, de trabajo comunitario y de resistencia!”, dijo otros de los activistas, líder de una organización de la comunidad diversa, quien aseguró que para resistir contra el fascismo es necesario reconocer las deferencias pero defender la misma causa de la libertad “no quiero que nadie camine detrás de mí, necesitamos caminar de la mano y justos”.
El verano de la resistencia es un movimiento organizado por las agrupaciones sociales que participaron, en el que durante el periodo de verano estarán invitando a la población a participar en diferentes actividades de protesta y resistencia para manifestarse en contra de las políticas anti migratorias, las cuales han vulnerado a grupos minoritarios en sus derechos más básicos, explicó otro de los activistas.
Después de la pausa, los contingentes volvieron a tomar su curso para caminar rumbo al centro de detención, en el Centro de Los Ángeles. Ahí llegaron y casi a un solo grito exigieron el retiro de los elementos de seguridad que fueron enviados desde el inicio de la semana por órdenes del presidente Trump. Los contingentes llenaron las avenidas alrededor de los principales edificios de gobierno y rápidamente sobrepasaron la cantidad de oficiales, sin que en ese momento hubiera enfrentamientos.
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Mientras la gente seguía llegando un globo gigante de Donald Trump en bebé era paseado entre las calles por decenas de personas. Los rostros que alfombraban las calles no solo eran de ciudadanos de origen latino ni de minorías, sino de residentes anglosajones que decidieron asistir, para Susan, una de las participantes dijo que para ella asistir, aún sin tener ninguna relación latinas, es para hacer escuchar su voz.
“Necesito que mi voz sea escuchada, el gobierno constantemente ha ignorado lo que decimos, entonces tenemos que salir a la calle a decirlo fuerte, es importante dar la cara por todas aquellas personas que no pueden estar aquí pero que amamos”.
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