La mamá del tirador de la escuela de Georgia, que dejó cuatro muertos, incluido un menor mexicano de 14 años, llamó media hora antes del ataque y advirtió de una "emergencia extrema", reportó el diario The Washington Post.
Ella le dijo a otros parientes que llamó a la escuela por la mañana y advirtió a un consejero por una "emergencia extrema", según mensajes de texto que obtuvo el medio y una entrevista con un integrante de la familia.
"Esa cuenta está respaldada por un registro de llamadas del plan telefónico compartido de la familia, que muestra una llamada de 10 minutos desde el teléfono de la madre a la escuela a partir de las 9:50 a. m., aproximadamente media hora antes de que los testigos dijeran que el pistolero abrió fuego", indicó el Post.
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"Yo soy quien avisó a un consejero de la escuela", escribió Marcee Gray a su hermana después del tiroteo según una captura del mensaje. "Le dije que era una emergencia extrema y que encontrara a mi hijo para ver cómo estaba".
Un consejero le dijo a Gray que en esa mañana su hijo estuvo hablando acerca de un tiroteo, de acuerdo con la hermana de la mamá, Annie Brown.
"Casi al mismo tiempo, un administrador de la escuela fue al salón de matemáticas del hijo, según Lyela Sayarath, una estudiante de la clase. Sayarath dijo que parecía haber confusión con otro estudiante de la clase con un nombre similar al del hijo de Gray. Ninguno de los estudiantes estaba en la habitación y el funcionario se fue con una mochila perteneciente al estudiante de nombre similar, dijo. El tiroteo comenzó minutos después".
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De acuerdo con el medio, "los textos también muestran que la escuela y la familia estuvieron en contacto sobre su salud mental una semana antes del tiroteo, y que Brown le dijo a un familiar que el adolescente tenía en ese momento “pensamientos homicidas y suicidas”".
Colt Gray ha sido acusado de cuatro cargos de asesinato y también ha sido imputado su padre, Colin Gray, de 54 años, quien supuestamente le dio acceso al arma, con cargos de homicidio involuntario, asesinato en segundo grado y crueldad infantil; padre e hijo afrontan cadena perpetua.
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