Donald Trump se reunió ayer con su equipo de seguridad nacional para discutir eventuales nuevas sanciones contra Irán, que pondrían en riesgo el acuerdo nuclear alcanzado con Teherán y que la Unión Europea defiende.
Hoy vence el plazo de 120 días que exige el Congreso para que el presidente decida si mantiene activo el mecanismo que suspende temporalmente las sanciones a Irán por su programa nuclear, que bajo el pacto de 2015 no quedarán levantadas permanentemente hasta dentro de unos años.
El acuerdo alcanzado entre Teherán y el grupo del 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) permitió levantar parte de las sanciones internacionales impuestas a Irán a cambio de garantías sobre el carácter exclusivamente civil de su programa nuclear. Trump ha insistido en que ese acuerdo es uno de los peores firmados por Washington en toda su historia.
“El presidente aún cree que es uno de los peores acuerdos de la historia”, dijo ayer la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders. Si Trump retira la “certificación” al acuerdo, abre la puerta a la imposición de nuevas sanciones por el Congreso estadounidense.
Hasta el momento, Trump ha continuado con la política de su antecesor, Barack Obama, de firmar excepciones a la decisión del Congreso para evitar hacer efectivas las sanciones.
Durante una conversación telefónica, el presidente francés Emmanuel Macron subrayó a Trump “la importancia” de que todos los signatarios del pacto nuclear iraní lo respeten, indicó el Palacio del Elíseo en un comunicado. “La implementación adecuada del acuerdo debería ir acompañada de un diálogo reforzado con Irán sobre su programa balístico y su política regional [para] garantizar una mejor estabilidad en Medio Oriente”, añadió.