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París.— El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió ayer al primer ministro, Édouard Philippe, que se reúna con la oposición y con los “chalecos amarillos” para buscar una salida a la crisis nacional provocada por sus protestas ante el aumento en el costo de la vida, mientras el movimiento insta a nuevas manifestaciones.
El mandatario francés se trasladó al Arco del Triunfo, uno de los lugares donde se produjeron las protestas más violentas, para constatar los daños, y fue abucheado por algunos “chalecos amarillos”.
Después dirigió una reunión de urgencia con algunos de sus ministros clave para hallar una respuesta a un movimiento que parece escapar a cualquier control.
El sábado, cuando aún ardían automóviles en París, Macron declaró desde Buenos Aires que “no aceptará jamás la violencia”, que “nada tiene que ver con la expresión de una legítima cólera” de los “chalecos amarillos”, que protestan contra el alza en el precio de los carburantes y la pérdida de poder adquisitivo.
La violencia en París fue de “una gravedad sin precedente”, dijo ayer el prefecto de policía, Michel Delpuech.
En total, 412 personas fueron detenidas, “un nivel nunca alcanzado en las últimas décadas”, agregó Delpuech en conferencia de prensa, y lamentó la “violencia extrema e inédita” contra las fuerzas del orden con “lanzamiento de martillos” y “bolas de acero”.
Unas 136 mil personas participaron en el tercer sábado de protestas organizadas en el conjunto del territorio francés por los “chalecos amarillos”, lo que representa un aumento en el número de manifestantes respecto a las protestas de la semana anterior, en las que participaron 106 mil personas, según cifras del gobierno francés. Un total de 133 personas resultaron lesionadas, incluidos 23 agentes,
La oposición francesa y una parte de los “chalecos amarillos” —un movimiento sin estructura ni dirigentes— pide ante todo un “gesto" al gobierno, como aplazar o congelar el aumento de las tasas a los combustibles.
Emmanuel Macron, que ha forjado parte de su capital político en su capacidad reformadora, no ha dejado de repetir que jamás retrocederá, contrariamente, según él, a sus predecesores.