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Yakarta.— Los socorristas indonesios intentaban ayer, pese a las lluvias torrenciales, auxiliar a los habitantes atrapados en islas remotas y llegar a los pueblos más aislados, tras el tsunami desatado por un volcán que dejó más de 400 muertos.
Las lluvias dificultaban los esfuerzos de los equipos de rescate, a la vez que agravaban las condiciones de vida de los sobrevivientes del tsunami que el sábado por la noche golpeó las costas del estrecho de la Sonda, entre las islas de Sumatra y de Java.
“Las fuertes lluvias han provocado la crecida de un río y hay inundaciones en varios lugares”, declaró Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Catástrofes, en Twitter. “Esto perjudica los esfuerzos por evacuar a la gente y ayudar a los sobrevivientes”.
Las autoridades pidieron a los habitantes permanecer lejos de las costas porque el volcán Anak Krakatoa —conocido como el “hijo” del Krakatoa— continúa en actividad.
La agencia alertó de que el viento estaba esparciendo ceniza y arena desde el Anak Krakatoa hacia las localidades vecinas de Cilegon y Serang en la isla de Java. Recomendó a los habitantes que utilizaran máscaras y gafas de protección.
Un último balance da cuenta de 430 muertos, mil 495 heridos y 159 desaparecidos. “Es posible que empeore” a medida que los socorristas llegan a las regiones más remotas, advirtió el portavoz.
Según los expertos, la catástrofe del sábado se debió a una erupción moderada del Anak Krakatoa, que causó un hundimiento submarino de una parte del volcán y el desplazamiento de grandes masas de agua.
Los voluntarios humanitarios advirtieron que los recursos de agua potable y de medicamentos eran insuficientes, lo que hizo saltar las alarmas por una posible crisis sanitaria, mientras que miles de desplazados viven en refugios atestados o en hospitales. Muchos perdieron sus viviendas.
Se enviaron helicópteros para abastecer de víveres a la población y ayudar a los pueblos más recónditos de las costas arrasadas del oeste de Java y del sur de Sumatra.
Cientos de indonesios siguen atrapados en minúsculas islas en el estrecho de Sonda. El gobierno prevé socorrerlos por helicóptero o barco para llevarlos a centros de emergencia.
Los perros rastreadores de los rescatistas trataban de encontrar a los desaparecidos, mientras que las familias, desconsoladas, esperaban ante los centros de identificación de cadáveres. Las esperanzas de hallar sobrevivientes entre los escombros son prácticamente nulas.
“Nuestros equipos ven muchas fisuras, casas destruidas y gente que está muy conmocionada”, declaró Arifin Hadi, director de Gestión de Desastres de la Cruz Roja indonesia. “Los indonesios padecieron una serie de desastres este año, hay muchas pérdidas y mucha miseria”, agregó.
Es la tercera catástrofe natural ocurrida en Indonesia en los 10 últimos meses, tras una serie de sismos que sacudieron la isla de Lombok en julio y agosto, y el tsunami que devastó Palu, en la isla de las Célebes en septiembre, que dejó 2 mil 200 muertos y miles de desaparecidos. AFP