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Ciudad del Vaticano.— Habemus Papam. Se llama Robert Prevost, un misionero agustino nacido en 1955 en la ciudad de Chicago, Estados Unidos, quien a partir de hoy se ha convertido en León XIV.
La elección sorprendió, y no poco, a los más de 100 mil entre fieles, turistas, curiosos y periodistas que se encontraban en la Plaza de San Pedro, en espera del humo que anunciaría la elección del sucesor de San Pedro.
La fumata blanca en la chimenea de la Capilla Sixtina llegó a las 18:08 horas locales (10:08 en México). Casi una hora después, el protodiácono Dominique Mamberti expresaba: “Annuntio Vobis Gaudium Magnum: ¡Habemus Papam!” (Les anuncio con gran alegría: ¡Tenemos Papa!) , y luego el nombre del cardenal Prevost.
La gente celebró emocionada, aunque pocos en la plaza conocían al nuevo Papa. “¿Quién es?”, preguntaban. Los periodistas en el lugar exclamaban: “¡Es estadounidense, es estadounidense!”.
La elección rompió así el tabú de que un cardenal estadounidense jamás sería Papa para evitar demasiada acumulación de poder: el país más poderoso del mundo, ahora con un Papa al frente de una Iglesia de más de mil 400 millones de católicos.
Pero Prevost no es un estadounidense común. O mejor dicho: es “el menos estadounidense de los estadounidenses”. Nació sí, en Chicago, pero pasó la mayor parte de su vida en Perú, país del que también tiene la ciudadanía. De hecho, mientras el mundo averiguaba quién es el nuevo Papa, en Perú había fiesta.
En su primer discurso como León XIV, el jefe de la Iglesia católica dejó en claro que dará continuidad al legado de Francisco en el ámbito pastoral, social, humano y cercano a los que sufren, pero también que sus prioridades serán dar vida a “una Iglesia misionera, que construya puentes de diálogo”. Y a la unidad, en momentos de fuerte división al interior de la Iglesia.
León XIV llamó a “escuchar al pueblo, a los jóvenes, a los que están en las periferias existenciales”; tuvo un gesto hacia Francisco, a quien recordó con cariño ante la estruendosa aclamación de los presentes. Pero también a la Virgen María.
León XIV también seguirá las enseñanzas del Pontífice, del que toma su nombre, no sólo porque tuvo una actividad pastoral muy activa en el campo sociopolítico, sino también porque una de las prioridades de su pontificado, que anticipó en su discurso, está centrada en aspectos sociales plasmados en la encíclica Rerum Novarum, escrita por León XIII, con la que la Iglesia católica afrontó por primera vez los desafíos de la modernidad.
Visiblemente conmovido, el nuevo Papa saludó a la multitud de fieles que lo aclamaban y aplaudían en la Plaza de San Pedro. “La paz esté con ustedes”, fueron las primeras palabras que León XIV pronunció desde el balcón central de la Basílica vaticana. Poco después dijo: “Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo del Cristo resucitado, el buen pastor que dio la vida por la grey de Dios”.
Enfatizó una y otra vez la necesidad de paz, en un mundo en guerras: “También yo quisiera que la paz llegara a sus familias, a todas las personas, a todos los pueblos, a toda la tierra. La paz esté con ustedes”.
Mexicanos, argentinos, brasileños y venezolanos escuchaban atentos el mensaje cuando el Papa agustino les hizo un regalo: un saludo en español, que fue festejado ruidosamente. Y un recuerdo cariñoso a su Chiclayo donde fue obispo, donde aprendió a comer ceviche.
Cercano a Francisco, que lo nombró cardenal obispo de Albano en 2023, Prevost llega al Pontificado marcado por su paso por Perú y su labor misionera, que le dio la visión social y humana a su ministerio sacerdotal. Es, dicen los peruanos, “el Papa chiclayano”.
¿Reformista? No. ¿Tendedor de puentes, sí. Sus cercanos, entre ellos varios peruanos, lo ven distinto. “Es el pastor de los pobres, el hombre de los puentes”, lo definió el periodista peruano Pedro Salinas.
Y también es un Papa de los tiempos modernos. Alguien que no ha dudado en usar las redes sociales, incluso para enfrentarse al católico vicepresidente JD Vance y escribirle, en defensa de los migrantes, que “Jesús no clasifica”.
Como ha sido tendencia en las últimas elecciones, la de León XIV fue rápida: el Papa 267 en la historia de la Iglesia católica fue elegido en el segundo día de cónclave, en la cuarta votación. Para el Vaticano, el cónclave ha sido todo un éxito. También para la seguridad. Más de 100 mil —algunos hablan de 150 mil— almas reunidas, con saldo blanco.
El cónclave reafirmó otra cosa: quien entra Papa, sale cardenal. El gran derrotado de la elección es Pietro Parolin, el italiano considerado el gran favorito para ganar.
León XIV dejó en claro que actuará con rapidez: el domingo dará su primera bendición dominical al mediodía desde la logia de San Pedro. Y el lunes, tiene ya programada una audiencia con los medios de comunicación.