Han tardado dos décadas en salir a la luz.

Desde que la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba, se convirtiera en una prisión de alta seguridad para albergar a los detenidos acusados de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, apenas se habían distribuido imágenes de la llegada y la vida de los prisioneros en la isla.

BBC Mundo ha tenido acceso a una serie de imágenes que abren una pequeña ventana a cómo transcurrieron esos primeros días.

En ellas se puede ver cómo viajaron los detenidos desde Afganistán en aviones militares, esposados de manos y pies y completamente privados de estímulos sensoriales, el fuerte despliegue de seguridad al recibirlos en Guantánamo o cómo fueron sus primeras comidas en la cárcel de alta seguridad.

También pueden observarse los primeros chequeos médicos, además de momentos íntimos de la vida de los prisioneros, quienes pasaban gran parte de su tiempo rezando.

Estas imágenes, tomadas por fotógrafos militares con la intención de dar a conocer más detalles sobre la vida en la base a los líderes del Pentágono -entre ellos Donald Rumsfeld, entonces secretario de Defensa de EE.UU.-, habían permanecido en secreto durante más de 20 años.

Sin embargo, como le explicaron a BBC Mundo desde los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de EE.UU., que proporcionaron acceso a las imágenes gracias al Freedom of Information Act (Ley por la libertad de información), nunca estuvieron clasificadas.

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Soldados americanos trasladan a prisioneros.
JEREMY T. LOCK, USAF
Marines de EE.UU. trasladan a varios prisioneros desde el avión que los transportó de Afganistán hasta un autobús que los lleva a la prisión de la base de Guantánamo.
Unos pies de un soldado y de un detenido.
JEREMY T. LOCK, USAF
Las medidas de seguridad a la llegada a Guantánamo eran extremas. Los detenidos iban esposados de pies y manos y custodiados constantemente por más de un soldado.
Unos detenidos esposados de pies y manos y privados de información sensorial.
JEREMY T. LOCK, USAF
Detenidos sospechosos de pertenecer a al Qaeda o el Talibán a bordo de un avión de transporte C-141 Starlifter de las fuerzas aéreas de EE.UU. Se trata del primer vuelo que envió prisioneros desde Kandahar, en Afganistán, a la base naval de Guantánamo, en Cuba. Alguien ha colocado una bandera americana en las manos a uno de los detenidos, así como una chaqueta por los hombros, posiblemente para protegerlo del frío durante el vuelo.

Las imágenes muestran la dureza del traslado, en el que las tropas estadounidenses no quisieron asumir ningún riesgo.

Los detenidos van vestidos con camisas y pantalones de color naranja brillante y zapatillas del mismo tono para hacerlos más visibles.

Van esposados de manos y pies, y todos llevan una pulsera identificativa en la muñeca, además de manoplas para impedirles el uso de las manos.

Unas grandes gafas de protección, tapadas con cinta americana, les impiden ver, y unas orejeras de protección acústica los aislan del ruido.

Yasser Esam Hamdi rezando.
SHAWN P. EKLUND, USN
Los prisioneros pasaban gran parte de su tiempo rezando, como Yasser Esam Hamdi, el segundo estadounidense capturado tras los atentados del 11-S.

Yasser Esam Hamdi es el único de los prisioneros que es identificado oficialmente en estas imágenes.

Fue capturado en Afganistán y trasladado a Guantánamo, donde pasó 3 años sin que se presentaran formalmente cargos en su contra.

En 2004 fue trasladado a Arabia Saudita, donde se crio, a condición de que renunciara a su nacionalidad estadounidense, entre otras cosas.

Dos soldados llevan en volandas a un prisionero.
MICHAEL W. PENDERGRASS, USN
Miembros del 115 Batallón de Policía Militar llevan en volandas a un prisionero. Los detenidos, esposados de manos y pies y privados de sus capacidades sensoriales, solo podían moverse con dificultad y estaban en su mayoría muy delgados, por lo que algunos soldados preferían transportarlos a peso.
Un prisionero arrodillado espera a que le entreguen la comida.
SHANE T. MCCOY, USMC
Los prisioneros fueron encarcelados en un primer momento en el conocido como Camp X-Ray (Campamento Rayos X) en celdas fabricadas con verjas metálicas en las que todo estaba a la vista. Los detenidos debían esperar arrodillados y con las manos tras la cabeza a que un soldado pudiera entrar a la celda a entregarles la comida. Naranja, zanahorias cocidas, frijoles, pan y arroz era el menú de ese día.

Los prisioneros apenas pasaron tres meses en el Camp X-Ray, que se pensó como una instalación temporal.

En abril de 2002 fueron trasladados al Camp Delta (Campamento Delta), donde muchos permanecieron durante décadas.

La base de Guantánamo es un centro de operaciones militares de la Marina estadounidense que fue designado por el entonces presidente George W. Bush como lugar de encarcelamiento de los sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y el Pentágono.

La prisión ha sido objeto de críticas por el trato al que se vieron sometidos los prisioneros en sus instalaciones, y por las técnicas de interrogatorio que se utilizaron, equiparables a la tortura, según han denunciado organizaciones como Amnistía Internacional.

Un soldado ausculta a un detenido.
SHANE T. MCCOY, USMC
Los prisioneros recibieron chequeos médicos al llegar a la base. Muchos de ellos estaban desnutridos y padecían distintas dolencias. En la foto, el teniente primero Edwin Leavitt ausculta a un detenido.
Prisioneros rezando.
SHANE T. MCCOY, USMC
La malla metálica con la que estaba construido el Camp X Ray permitía cierta cercanía entre los prisioneros que podían, como en la imagen, rezar juntos. Las instalaciones eran extremadamente austeras. Los detenidos dormían sobre alfombrillas y se cubrían con finas mantas.
Prisioneros en un hospital de campaña.
SHANE T. MCCOY, USMC
Camp X Ray contaba con una instalación hospitalaria, Fleet Hospital Twenty, adonde varios de los detenidos fueron llevados a su llegada a Guantánamo. Incluso en estas camillas médicas, los prisioneros estaban esposados de manos y pies.

Muchos de los 780 detenidos que llegó a albergar la prisión de Guantánamo nunca fueron acusados formalmente ni procesados en juicios.

Se cree que unos 30 prisioneros siguen detenidos en sus instalaciones en la actualidad.

Soldados ayudan a un detenido a subir a un autobús.
JEREMY T. LOCK, USAF
Las medidas restrictivas de los prisioneros hacían complicado su traslado, como es el caso de este detenido, que porta una pierna ortopédica y que fue identificado por el New York Times como Mulá Fazel Mohammad Mazloom, un líder talibán considerado de alto riesgo por EE.UU. Pasó 12 años en Guantánamo hasta que fue intercambiado en Qatar junto a otros cuatro prisioneros talibanes por un soldado estadounidense.
Un prisionero rodeado de soldados.
JEREMY T. LOCK, USAF
Otro de estos primeros prisioneros identificados fue David Hicks, un australiano que fue detenido en Afganistán y acusado de unirse al Talibán. Hicks pasó cinco años en Guantánamo, hasta que se declaró culpable en 2007 y fue repatriado a Australia. Fue una de las primeras personas en ser acusado formalmente y procesado en el tribunal militar creado especialmente para juzgar a los llamados "combatientes ilegales" en la guerra de EE.UU. contra el terrorismo.
Soldados trasladan a un prisionero.
JEREMY T. LOCK, USAF
Las imáganes muestran la gran expectación y celo con el que llegaron los primeros prisioneros a Guantánamo. El traslado de los prisioneros desde el avión hasta el autobús que los trasnportaría a la prisión estuvo fuertemente vigilado por marines preparados para actuar, como el soldado que puede verse en la imagen con su arma a punto.
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