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Cleveland.— Cleveland fue este martes un ejemplo más de cómo la pandemia de coronavirus está afectando las elecciones de Estados Unidos. La ciudad no tenía el ambiente vibrante de los debates de ciclos electorales anteriores, con estudiantes llenando los campus universitarios, decenas de actos políticos, una ciudad volcada en el evento.
La pandemia ha reducido a la mínima expresión la energía, ayudada por una sede que en realidad es uno de los mejores hospitales de todo el país, la Cleveland Clinic, que seguía con sus operaciones mientras aterrizaba el circo de los debates. A la única gran manifestación organizada en apoyo al movimiento Black Lives Matter y contra el presidente Trump, sólo asistieron medio millar de personas —la gran mayoría con mascarilla—, totalmente pacíficos y que hicieron quedar en ridículo al enorme despliegue policial y militar que patrullaba las calles de la ciudad.
Las otras muestras políticas se limitaron a coches dando vueltas por los alrededores de la sede del debate con mensajes antiaborto; un vehículo con las ventanas bajadas, una bandera de Joe Biden, y música y toques de claxon ensordecedores; una treintena de doctores del hospital implorando que se vote contra Trump para evitar más muertes por Covid; un grupito de jóvenes republicanos contra Trump buscando a periodistas para ser entrevistados; un señor que viajó de Florida para explicar que toda la culpa de lo que está pasando es de China; y una mujer arriba y abajo de la avenida arrastrando un carrito y dos esqueletos de plástico, quejándose de la inacción gubernamental en la pandemia.
Las calles estaban prácticamente vacías y el centro de la ciudad de Cleveland era casi una ciudad fantasma. Nada que ver con lo que se esperaría de la ciudad más importante de uno de los estados (Ohio) que se prevén más importantes en la elección: en 2016 lo ganó Trump por ocho puntos, pero ahora está más apretado que nunca.