Miami.— Durante casi seis décadas, fue presentada como una iglesia mexicana en expansión, orgullosa de haber levantado templos en más de 50 países y de llenar con cientos de miles de fieles su ritual más importante: la Santa Cena anual en .

Del otro lado de la frontera norte, en el sur de California y en Houston, Texas, su símbolo fue durante largos años la prosperidad: templos de mármol, comunidades cohesionadas y una disciplina que prometía “orden, fe y progreso”, pero en los últimos años, el escenario se invirtió. El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) decidió pasar de la tolerancia a la persecución sistemática, transformando lo que parecía un episodio aislado en California en un proceso federal con implicaciones transnacionales.

El 4 de septiembre, la fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, anunció la expansión de la Joint Task Force Alpha, una fuerza especial del DOJ dedicada a combatir la trata y el contrabando humano: “Este Departamento de Justicia está investigando y procesando el contrabando humano más agresivamente que nunca”, dijo en un comunicado.

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Seis días después, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York acusó a Naasón Joaquín García y a cinco colaboradores de operar una “empresa criminal” bajo la ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act) que combate la explotación sexual y el trabajo forzado.

“Durante décadas, los acusados utilizaron su posición y los recursos de la iglesia La Luz del Mundo para abusar sexualmente de niñas, niños y mujeres”, declaró el fiscal federal en su momento, Jay Clayton, al anunciar los cargos. La acusación añade un componente patrimonial: el gobierno buscará confiscar bienes “vinculados a la empresa o derivados de sus ingresos”.

La Iglesia del Dios Vivo, Columna y Apoyo de la Verdad, La Luz del Mundo, nació en México en 1926, cuando Eusebio Joaquín González, un exsoldado que tomó el nombre religioso de Aarón, afirmó haber recibido una revelación divina. Se instaló en Guadalajara, donde levantó su primer templo en 1934 y dio origen a Hermosa Provincia, un barrio diseñado como ciudad teocrática. Su modelo, vertical y autoritario, se definió desde el inicio como una jefatura apostólica hereditaria y una estructura que articulaba barrios, templos y ministerios en red.

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La expansión internacional llegó con la migración mexicana a Estados Unidos. En 1964, una misión salió de Guadalajara rumbo a Los Ángeles y fundó una pequeña casa-iglesia en la calle San Pedro y 87th. En Houston, los primeros cultos se registraron entre 1965 y 1967. A finales del siglo XX, la iglesia había multiplicado templos en Texas y California; en 1998, Los Angeles Times contaba 39 sólo en el sur californiano. En 2005 se inauguró el gran templo de Houston, con capacidad para 4 mil 500 fieles, financiado con donaciones y registrado como entidad caritativa.

EL “apóstol”, la mayor fuerza y la mayor debilidad

Ese crecimiento convirtió a la iglesia en una organización religiosa con infraestructura transfronteriza y una base social sólida. La antropóloga mexicana Patricia Fortuny, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), ha descrito su modelo como “barrio-iglesia”, donde la pertenencia no es sólo espiritual, sino cotidiana: la comunidad vive, estudia y comercia bajo la doctrina.

En Hermosa Provincia, la sede mundial, las escuelas, talleres y comercios son parte del engranaje: “El apóstol de La Luz del Mundo es su mayor fuerza y su mayor debilidad” dice Fortuny.

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De acuerdo con analistas consultados, la proyección de La Luz del Mundo combina tres elementos: densidad comunitaria, disciplina económica y una poderosa red migrante. En Estados Unidos, los templos funcionaron como bisagras entre Guadalajara y los enclaves latinos, permitiendo financiar obras y mantener el flujo de creyentes hacia México: “Esa estructura, legalmente blindada como organización religiosa, le dio legitimidad y estabilidad” dice a EL UNIVERSAL el experto en religiones Daniel Álvares: “la visibilidad social en Estados Unidos, donde conviven iglesias carismáticas y congregaciones latinas de todo tipo, ofreció a La Luz del Mundo la apariencia de una denominación más dentro del paisaje evangélico”.

Durante décadas, La Luz del Mundo cultivó relaciones con alcaldes, legisladores y medios locales en Texas y California. Su presencia en comunidades trabajadoras, la promoción de valores familiares y la construcción de templos emblemáticos le dieron la credibilidad que necesitaba. La iglesia operó escuelas, orfanatos y programas caritativos; cada agosto, miles de fieles viajaban desde la Unión Americana para la Santa Cena en Guadalajara, reforzando el puente espiritual y económico.

Pero ese mismo entramado facilitó la jurisdicción federal que hoy la acorrala. En junio de 2022, el fiscal general de California, Rob Bonta, celebró la condena estatal contra Naasón Joaquín García: “La sentencia de hoy es un paso fundamental hacia la justicia. Los abusadores, sin importar quiénes sean, rendirán cuentas”.

Naasón Joaquín García, líder de la iglesia La Luz del Mundo, cumple ya una condena de 16 años y 8 meses de prisión en Estados Unidos. Foto: Archivo / AP
Naasón Joaquín García, líder de la iglesia La Luz del Mundo, cumple ya una condena de 16 años y 8 meses de prisión en Estados Unidos. Foto: Archivo / AP

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Aquella causa por abuso de menores se centró en tres víctimas y hechos en California, pero sirvió como base para la investigación federal. En 2025, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York amplió el foco: presentó cargos por crimen organizado, trata y explotación infantil, y describió un patrón de décadas que cruzaba estados y fronteras.

Golpe al aparato financiero

La acusación de Nueva York no se limita al “apóstol”, líder de esa creencia; incluye a familiares y colaboradores, entre ellos Silem García Peña, abogado y portavoz histórico de la iglesia, a quien el documento acusa de haber actuado “como jefe de relaciones públicas de Naasón y de la iglesia y utilizar ese cargo para impedir que las víctimas denunciaran los abusos”. La imputación golpea el corazón del aparato comunicacional y financiero que permitió a la organización sostener su imagen pública. La defensa, por su parte, sostiene que se trata de una “campaña temeraria de extralimitación gubernamental”.

En México, un día después de la declaración de inocencia en Nueva York, autoridades locales detuvieron a 38 personas vinculadas a la iglesia en Michoacán. El parte oficial mencionó armas falsas y material táctico, pero el mensaje político fue claro: el gobierno mexicano ya no puede ignorar la presión internacional. Posteriormente, fueron liberados, luego de que un juez consideró ilegal la detención.

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Por ahora, la estructura interna de la iglesia no se ha desmoronado. En Guadalajara, el vocero Eliezer Gutiérrez Avelar dijo a EL UNIVERSAL en 2019, tras la detención de Naasón, que “hay perversidad en las autoridades de California”. La frase se convirtió en consigna.

El poder interno se sostiene en la idea de una “delegación apostólica”. En 2023, la iglesia informó que la Santa Cena se celebró en 23 países “con representantes de la autoridad apostólica enviados a servir la Mesa del Señor”. Es la fórmula que garantiza continuidad: el “apóstol” ordena y los ministros ejecutan. Guadalajara, Houston y el corredor angelino son los nodos principales de esa red.

“La combinación de carisma central y capilaridad ministerial explica por qué la organización no colapsa pese a las acusaciones; cada templo sede funciona como un pequeño gobierno local que sostiene la estructura global.” explica Álvares. Gordon Melton, académico y escritor de EU especializado en el estudio de religiones y nuevas denominaciones religiosas, lo interpreta así: “El éxito en Houston representa la consolidación de un modelo de expansión duradero”.

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Sin embargo, el desafío es de legitimidad. Si los procesos judiciales avanzan y el DOJ demuestra un patrón sistemático, la iglesia seguirá enfrentando no sólo un castigo penal, sino una erosión profunda de credibilidad. La posibilidad de que se revisen sus exenciones fiscales en Estados Unidos amenaza con golpear su capacidad financiera. Las “forfeiture allegations” de la acusación, alegaciones de decomiso, prevén confiscar propiedades o fondos equivalentes si se demuestra que derivan de actividades ilícitas.

“La iglesia intenta mantener la fe de su base con un relato de persecución” señala Álvares. En un comunicado, la iglesia calificó los cargos de “infundados, mentirosos y calumniosos” y acusó “colusión entre fiscales y medios”. Álvares argumenta que se “busca transformar la acusación en martirio colectivo”.

Según analistas, el futuro de La Luz del Mundo dependerá de tres factores: el curso del proceso federal en Nueva York, el impacto económico de posibles decomisos y la capacidad del liderazgo ministerial para mantener la estructura sin su figura carismática. La antropóloga mexicana Patricia Fortuny Loret de Mola, dijo: “Si el apóstol cae, la red puede sostener los ritos, pero no la fe”.

Hoy, esa iglesia enfrenta su prueba más grande. Estados Unidos, tras décadas de tolerancia, la ve como una organización global de poder religioso y económico sujeta a las mismas leyes que cualquier empresa transnacional. En esa tensión, entre el credo y la justicia, el templo y el tribunal, se define su destino inmediato.

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