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Malang.- Sam Gilang corrió hacia salida del estadio de futbol de Malang , en Indonesia , como otros tantos miles, llenos de pánico, cuando la policía indonesia lanzó gas lacrimógeno contra hinchas iracundos, provocando una estampida en la que murieron más de un centenar de personas.
“La gente se empujaba los unos a los otros (...) Muchos fueron pisoteados cuando iban hacia la salida”, dijo a AFP este superviviente de 22 años que perdió a tres amigos en la tragedia. “Fue espantoso, estremecedor”, explica.
Murieron al menos 125 personas y otras cientos resultaron heridas. La tragedia, una de las peores en la historia del futbol, ocurrió tras la derrota del equipo local, el Arema FC, frente a su acérrimo rival en el abarrotado estadio de Malang , Java Oriental, a última hora del sábado. Aficionados del equipo perdedor invadieron el campo y se enfrentaron con seguidores de los ganadores.
Nico Afinta, jefe de la policía de Java Oriental, afirmó en declaraciones retomadas por la cadena BBC News que la policía intervino porque “la situación de volvió anárquica.
Empezaron a atacar a los agentes, dañaron los coches". Entre los muertos, lamentó, había dos policías.
Videos mostraban a la gente corriendo hacia el campo tras el partido final. “No todos eran anárquicos. Sólo unos 3 mil que entraron en el campo”, dijo.
Sin embargo, testigos afirmaron que la policía empeoró el pánico cuando comenzó a disparar gases lacrimógenos. “Sólo se oía bang, bang, bang”, dijo un hombre que estaba en el lugar y logró huir.
“No pasaba nada, no había motín. No sé cuál fue el motivo, de repente nos dispararon gas lacrimógeno. Eso me chocó, ¿no pensaron que había niños y mujeres?”, declaró a AFP Doni, un espectador de 43 años.
Los espectadores, entre ellos mujeres y niños, se abalanzaron para salir del estadio Kanjuruhan, en la ciudad de Malang, en el este de la isla de Java.
La gente quedó atrapada, algunos murieron sepultados por la multitud o asfixiados, en una de las peores catástrofes ocurridas hasta ahora en un estadio.
Al menos tres supervivientes describieron los hechos tras el final del partido entre el equipo de la ciudad vecina de Persebaya Surabaya frente a los locales, derrotados por 3 goles a 2.
El comienzo de la tragedia
Miles de seguidores irrumpieron en el terreno, algunos llenos de ira, otros para saludar a los jugadores de su equipo.
La muchedumbre empezó desplazarse cuando la policía, con porras y escudos, intentó que los hinchas volvieran a las gradas. Luego lanzó gas lacrimógeno hacia las tribunas, frente a las salidas del estadio 12 y 13.
El gas lacrimógeno se extendió por todo el estadio.
“Había humo por todas partes (...) y me entró el pánico. La salida ya estaba abarrotada de gente, no sabía qué hacer ni dónde ir”, dijo Fian, un aficionado de 17 años, que tampoco quiso dar su apellido.
Todavía respirando con dificultad y con los ojos enrojecidos, recuerda los gritos que oía: “Vayan hacia las salidas de emergencia de la izquierda”, pero esa a estrecha puerta de escape fue como un atolladero mortal para muchos.
Algunos de los hinchas que consiguieron salir fueron vistos cargando cuerpos sin vida.
La ira prendió en los alrededores del estadio. Seguidores lanzaron proyectiles, piedras y botellas de plástico contra la policía, que intentaba evacuar a los agentes del estadio.
Coches de la policía y camiones fueron volteados y quemados.
“La policía fue tan arrogante. Podrían haber dirigido a los hinchas”, dice Sam Gilang. “Con las porras bastaba, no se necesitaba usar gas lacrimógeno”.
La defensora de los derechos de los indonesios exiliados, Verónica Koman, de Amnistía Internacional, condenó el uso de gas lacrimógeno por parte de la policía.
“Este caso de abuso de gas lacrimógeno por parte de la policía es ilegal y equivale a tortura”, afirmó, en declaraciones que citó la cadena CNN.
“El gas lacrimógeno es ilegal en la guerra, pero ¿por qué sigue siendo legal para el uso doméstico?”.
La ciudad de Malang estaba en duelo el domingo, con muchas familias que vieron a sus parientes ir hacia el estadio y no volver más.
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Con información de AFP.
agv