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Madeline-Michelle Carthen tenía 36 años cuando se enteró que... estaba muerta. Desde entonces, su vida ha sido un calvario.
Carthen, hoy de 52 años, contó a NBC News que estaba feliz después de que la Universidad de Webster la aceptó para un programa de verano y se alistaba para una pasantía en Ghana. Su felicidad se tornó en incredulidad cuando la universidad le informó que, de acuerdo con su número de seguridad social, estaba muerta. Era 2007.
Originaria de St. Louis, Missouri, Carthen pensó que se trataba de una broma. "Me reí", dijo a NBC News. "Dije: '¿A qué se refiere? Aquí estoy sentada. He estado en la escuela por más de un año y medio ¿Cómo voy a estar muerta?'".
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Cuando se dio cuenta de que no era una broma, la incredulidad dio paso a la preocupación. "¿Afectará esto mi pasantía internacional?”, preguntó.
No sólo afectó su pasantía, sino que Carthen tuvo que abandonar la escuela y ha sido despedida de sus trabajos, todo, por la misma razón: un documento dice que está muerta.
La mujer explicó al medio estadounidense que contactó a la Administración del Seguro Social (SSA) para aclarar el error, pero mientras eso ocurría, la escuela la dio de baja.
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Madre de un hijo, Carthen dijo que en la SSA le explicaron que "por error" la agregaron en la base de datos Death Master File, que recopila registros de personas muertas con su número de seguridad social. Le entregaron una "carta de muerte errónea para entregar a los burós de crédito, para demostrar que seguía viva".
"Eso sólo empeoró las cosas, porque no solo se trataba de acreedores. Al estar dentro del Death Master File, esa información fue al IRS, al Departamento de Seguridad Nacional, a E-verify, a todas esas instancias. Simplemente empezó a afectar mi vida”, detalló la afectada.
Al estar "oficialmente muerta", su vida se volteó de cabeza. Conseguir trabajo no ha sido la parte difícil, sino mantenerlo más de un par de meses, porque las empresas descubren que "está muerta" y no pueden procesar sus pagos. Terminan por despedirla para no meterse en problemas.
Tampoco ha podido obtener un préstamo hipotecario, porque no existe registro de ella. A pesar de que ha presentado decenas de documentos a la SSA, a la cual demandó en 2019, e incluso ha contactado a cuatro presidentes de Estados Unidos en busca de ayuda, su problema sigue sin solución.
En 2021, se le asignó un nuevo número de seguridad social y tuvo que cambiarse el nombre a Madeline Coburn. Pensó que la pesadilla había quedado atrás, pero no era así.
El nuevo número también era rechazado. ¿La razón? Estaba conectado al anterior, que decía que Madeline estaba muerta.
"Estoy atorada y nadie puede ayudarme”, lamentó en sus declaraciones a NBC. “Solo quiero respuestas. A veces solo quiero rendirme pero mi fe es demasiado fuerte”, afirmó. “No me importa si toma 20 años, voy a hacer lo que necesite hacer para enmendar esta situación, no solo por mí sino por otros”.
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