Segundo encuentro de Kim Jong-un y Donald Trump, ahora en Hanói, Vietnam. Pero mientras Washington baja las expectativas de los resultados que podrían ser alcanzados, Pyongyang tiene una estrategia bien trabajada desde que se abriera el diálogo en junio pasado en Singapur. Kim ha continuado impulsando su política de acercamiento y acuerdos con Corea del Sur, con el presidente Moon Jae-in. El líder de Corea del Norte salió el sábado hacia Hanoi en tren a través de China. ¿Por qué hace tan largo viaje? Muy posiblemente porque tiene en territorio chino garantizada su seguridad. Pero hay también un simbolismo ya que China no es sólo el país vecino, sino su más importante aliado. No se reunirá en esta ocasión con el presidente Xi Jinping. En pocos meses es el quinto viaje a China; por simbólico que esto parezca hay una realidad geopolítica insoslayable.
Lo objetivos de Washington
Para la Casa Blanca la política interior-electoral está en primer plano. Trump se vanagloria de ser el primer presidente en Estados Unidos y en el mundo en reunirse con el joven líder norcoreano. Y al mismo tiempo baja las expectativas: “No tengo prisa, no quiero presionar con prisa a nadie. Se ha declarado triunfador de la primera reunión porque Corea del Norte suspendió sus ensayos nucleares y las pruebas de sus misiles nucleares que podían alcanzar costas de Estados Unidos. Afirmó antes de viajar al segundo encuentro con Kim, que sólo no quiere pruebas nucleares: “En la medida en que no las haya estamos contentos.” EU aceptó hace ocho meses, como resultado del primer encuentro en Singapur, reducir los ejercicios militares con Corea del Sur. Washington tiene claro que Corea del Norte lo único que aceptó es un vago compromiso, de palabra, de avanzar en su reducción de armas nucleares. Buscaba lo que logró: prohibición de pruebas nucleares y ensayos de misiles. ¿No irá más allá?
La estrategia de Kim y su viaje a través de China
El viaje hacia Hanói, Vietnam, que inició Kim Jong-un el sábado atravesando China, para encontrarse con Trump este miércoles y jueves, tendría como objetivo político demostrar la confianza de Kim en la seguridad que le proporciona China en el trayecto y servirá para mostrarle el desarrollo económico de su vecino fronterizo: impresionante lo que ha avanzado en las últimas cuatro décadas. Asimismo recuerda el acercamiento entre los dos países y los cuatro viajes realizados por Kim para entrevistarse con el presidente Xi a lo largo de los últimos meses .
Trump en Hanói
No se prevén negociaciones ríspidas ni pedir a Corea del Norte que defina un plan de desnuclearización con tiempos y resultados. Porque para Trump sería un riesgo hacerlo, sabiendo que eso no sucederá y que puede estropear el capital político que representa para él una relación pacífica con Pyongyang. Y si en política lo que parece es, entonces habrá que cuidar el logro del que se vanagloria Trump al considerar que el término de los ensayos nucleares y las prueba de misiles norcoreanos significan seguridad para EU. Podría, sí, plantear un Tratado de Paz para sustituya al armisticio que puso fin a la guerra entre las dos Coreas en 1953, y que está pendiente desde entonces, sin definiciones precisas. En realidad tendría que ser un acuerdo entre las dos Coreas con el beneplácito político de EU y China. Otro serio problema para el diálogo, no resuelto por Washington y que le permite mantener la presión sobre Corea del Norte, es la reducción o la eliminación de las sanciones económicas contra Corea del Norte.
Kim tiene estrategia
Durante ocho meses, Kim no ha dejado de avanzar en una estrategia para mejorar la relación con Corea del Sur a través de acercamiento permanente y diálogo de Kim con el presidente Moon, en el que hay logros políticos importantes, descenso de las tensiones entre los dos países, acuerdos para tener una relación más cercana, flexible y auténtica, intercambios, encuentros en la frontera, construcción de sistemas de comunicación directa, etc. Por otro lado, Corea del Norte no cederá para terminar con su desarrollo nuclear alcanzado en una larga carrera que inició con su abuelo Kim Il-sung. Lo que pretende es que se ponga fin a las sanciones económicas contra Corea del Norte; tal vez podría aceptar una reducción, que Trump no aceptará.
La realidad es que en materia de desnuclearización de Corea del Norte no habrá avances. Su fuerza nuclear es su seguridad. Trump se conformará con que no haya ensayos nucleares (que hacen temblar la tierra) ni misiles volando. El presidente estadounidense se vanagloria de que cuando llegó había todo eso y ahora ya no: todos sus intereses son políticos hacia su reelección en el año 2020. Corea del Norte es una potencia nuclear. Kim Jong-un lo logró: con los consecuentes riesgos para el mundo, es ya el décimo país nuclear. Washington tendrá que lidiar con ello, al tiempo que intenta dejar en el imaginario político estadounidense que el peligro terminó.
El presidente de EU decidió hace unas semanas abandonar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) firmado por Ronald Reagan y Mijail Gorbachov que prohíbe los misiles balísticos y de crucero con alcances de entre 500 y 5 mil kilómetros. EU moderniza sus armas nucleares y pide que Corea del Norte abandone su desarrollo nuclear. No hay ni habrá fin de la proliferación de armas nucleares sin desarme.
*Periodista, analista internacional