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El temor a compartir información personal con las autoridades migratorias hace dudar a un buen número de jóvenes indocumentados amparados bajo el programa de la Acción Diferida (DACA, por sus siglas en inglés) sobre la conveniencia de renovar ese permiso, a horas de que concluya el plazo para hacerlo.
“La verdad tengo miedo, tengo miedo de que así como el presidente Donald Trump decidió terminar con el programa DACA, [temo que] la extensión de los permisos de trabajo no sean respetados, especialmente si el Congreso no aprueba ninguna legislación en los próximos meses”, reconoció Rocío, una joven de 23 años que ha decidido no renovar DACA.
Ayer fue el último día para enviar la aplicación de renovación de DACA al Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), lo cual debe ser hecho por correo bajo el servicio “un día al otro”, lo que garantiza que el paquete con la documentación se entregue hoy, el último día que se recibirán las solicitudes, de lo contrario no será procesada.
Pero jóvenes como Rocío tienen casi seguro que no lo harán.
Ella sabe las consecuencias de no renovar DACA: Volverá a “las sombras” y su nombre se agregará de nuevo a la lista de los miles de indocumentados que viven en Estados Unidos y que se encuentran en la mira de la presente administración, que ha endurecido su política migratoria.
James McCament, director interino de USCIS, aseguró ayer que la información de los solicitantes que renueven DACA no será compartida con agencias del orden, incluidas Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) o la Patrulla Fronteriza (CBP).
Aún así, ella no confía en la promesa de McCament y, en concreto, su mayor temor es que un día agentes de ICE toquen a su puerta y la arresten junto a sus padres, que tampoco tienen un estatus legal en el país.
De acuerdo a cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DSH), hasta ayer 106 mil de los 154 mil inmigrantes elegibles para renovar su permiso habían enviado su aplicación, de ellos 58 mil hicieron el trámite antes del 5 de septiembre, cuando el fiscal general, Jeff Sessions, anunció el fin del programa.
“Hay muchos factores que están interviniendo para que algunos jóvenes no estén renovando su DACA”, dijo a Efe Karina Ruiz, directora de la Coalición del Acta Sueño (ADAC) en Arizona y que trabaja para ayudar a losbeneficiarios de este programa.
Admitió que el número de jóvenes que llegaron a sus oficinas no fue tan grande como esperaban, pero cuando anunciaron “becas” para ayudar a pagar la aplicación (que tiene un costo de 495 dólares) el número se incrementó un poco. Señaló que justo el tema económico fue uno de los factores que impidieron a muchos renovar.
“Si el Gobierno federal nos quiere encontrar lo puede hacer por medio de nuestro número de Seguro Social, por esto estamos pidiendo a todos los que puedan que tomen esta oportunidad. Es mejor tener una protección, mínima a no tener nada”, señaló la activista.