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Pensó que era poco probable que su petición tuviera un final feliz.
Mevan Babakar, de 29 años, recurrió el pasado lunes a lo que algunos llaman "la magia de internet".
La joven de origen kurdo vivió en un campamento de refugiados cerca de Zwolle, Holanda, en los años 90.
Y guardaba con especial cariño el recuerdo de un trabajador humanitario del que no sabía ni su nombre.
Babakar decidió buscarlo.
" Hola internet, esto es difícil PERO fui refugiada durante cinco años en los 90 y este hombre que trabajaba en un campamento de refugiados cerca de Zwolle en Holanda en un gesto de amabilidad de su propio corazón me compró una bicicleta. Mi corazón de niña de 5 años explotó de alegría. Solo quiero conocer su nombre. ¿Me ayudan? ", escribió en Twitter.
Todo lo que tenía era una vieja fotografía del misterioso hombre tomada en el campamento de refugiados.
La "magia de internet" funcionó.
Gran movilización
La publicación inicial de Babakar fue retuiteada más de 8 mil veces y recibió cientos de comentarios de personas que ofrecieron pistas y se involucraron en la búsqueda del generoso cooperante hasta llegar al camino correcto:
"Lo conozco... trabajé allí en ese tiempo, por favor mándeme un mensaje privado", comentó el usuario Arjen v/d Zee.
Apenas un día después, una feliz Babakar confirmó en Twitter que Arjen fue el eslabón final para llegar hasta el hombre, de nombre Egbert, con quien se encontró en Alemania el mismo martes.
Durante su encuentro, Babakar compartió en Twitter varias fotografías de los dos: "Este es Egbert. Ha estado ayudando a refugiados desde los 90. Estaba tan feliz de verme... Está orgulloso de verme convertida en una mujer fuerte y valiente".
Y agregó: "Me dijo que eso es lo que quiso para mí cuando yo era pequeña. Cultiva orquídeas. Tiene una preciosa familia. Dijo que sentía como si nunca me hubiera ido".
Babakar y sus padres, que son kurdos, huyeron de Irak tras la primera Guerra del Golfo (1990-1991). Peregrinaron por Turquía, Azerbaiyán y Rusia hasta terminar en un campamento de refugiados cerca de Zwolle donde se quedaron un año entre 1994 y 1995.
La familia se instaló posteriormente en Londres, Reino Unido, donde Babakar trabaja como especialista en comprobación de datos.
"Él pensó que la bicicleta era un gesto demasiado pequeño como para armar tanto revuelo, pero está muy feliz de que fuera la llave para nuestro reencuentro".
Además de comprarle una "brillante bicicleta roja" en un momento en que para ella era impensable recibir regalos, Egbert le regaló otra bicicleta a su madre e invitó a la familia a pasar la Navidad en su casa.
"Los gestos pequeños pueden tener grandes consecuencias. La generosidad que Egbert y su familia nos mostraron se quedará conmigo para siempre y sigue moldeándome como persona", señaló Babakar.
La joven añadió que la búsqueda por internet también hizo que saliera a la luz otra persona, Sandra, que trabajaba en el campamento.
"Sandra era increíble también, ¡me ayudó a usar una computadora por primera vez! ¡Ahora trabajo en tecnología!", escribió.
Babakar se ha tomado un tiempo sabático del trabajo para rehacer su travesía como refugiada y estaba en Zwolle investigando cuando comenzó la "descabellada" búsqueda de Egbert.
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