Una estudiante de secundaria de 15 años fue hospitalizada con complicaciones graves de intoxicación alimentaria tras comer hamburguesas cuarto de libra de McDonald’s tres veces en las semanas previas a la detección un letal brote de E. coli en Estados Unidos.
A mediados de octubre, Kamberlyn Bowler, de Grand Junction, Colorado, tuvo que ser trasladada a más de 403 kilómetros (250 millas) hasta un hospital cerca de Denver, donde fue sometida a diálisis durante 10 días en un esfuerzo urgente por salvar sus riñones.
Ella es una de al menos 75 personas contagiadas y 22 hospitalizadas por el brote, cuyo posible origen fueron cebollas contaminadas. En el condado de Mesa, donde vive Kamberlyn, 11 personas han enfermado y una persona murió. Autoridades federales de salud dijeron que las cebollas en tiras usadas en las hamburguesas son una fuente probable del brote.
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La situación ha hecho que la madre de Kamberlyn, Brittany Randall, esté preocupada por la salud de su hija y conmocionada ante la idea de que una hamburguesa pudiera causar tanto daño.
“Es muy aterrador saber que depositamos tanta fe y confianza en que comeremos algo saludable y que esa confianza se rompa”, dijo Randall, quien indicó ya realiza acciones para demandar a la cadena de comida rápida tras la infección de Kamberlyn con la bacteria E. coli O157:H7, confirmada en el brote.
La bacteria produce una peligrosa toxina que puede provocar una complicación renal severa, conocida como síndrome urémico hemolítico, según expertos médicos. Muchos niños son hospitalizados durante semanas y algunos llegan a necesitar trasplantes de riñón, dijo la doctora Myda Khalid, nefróloga del Hospital Pediátrico Riley en Indiana, quien no participa en la atención de Kamberlyn.
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“No podía levantarme de la cama”: relata adolescente que comió hamburguesas de McDonald’s
“El tiempo es crítico”, dijo Khalid. “Tenemos que atravesar esta etapa y hacerlo con mucho cuidado”, agregó.
La enfermedad puede ser fatal, pero la mayoría de los niños se recuperan, añadió.
Kamberlyn dijo que comió hamburguesas cuarto de libra de McDonald’s con queso, pepinillos extra —y cebollas— tres veces, entre el 27 de septiembre y el 8 de octubre. Señaló que le resultaba fácil comer una hamburguesa durante un medio tiempo de fútbol y mientras miraba un juego de softbol escolar.
Comenzó a sentirse enferma en los siguientes días y experimentó fiebre, vómitos, diarrea y dolorosos calambres estomacales.
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“No podía levantarme de la cama”, recordó. “No podía comer. No podía beber. Sobrevivía a base de paletas heladas. Me sentía fatal.”
Randall, que trabaja como guardia de prisión, tiene tres hijos mayores y pensó que su hija podría tener solo una gripe. Pero cuando Kamberlyn le envió un mensaje de texto diciendo que tenía sangre en sus heces y orina, y que estaba vomitando sangre, Randall se dio cuenta de que era grave.
El 11 de octubre, Kamberlyn fue a un hospital en Grand Junction. Los médicos dijeron que probablemente tenía un virus estomacal. La enviaron a casa, con instrucciones de mantenerse hidratada. Para el 17 de octubre, no se sentía mejor y regresó a la sala de emergencias. Esa vez, las pruebas mostraron que Kamberlyn tenía insuficiencia renal aguda, dijo su madre. Fue trasladada al Hospital Pediátrico de Colorado en Aurora, cerca de Denver, donde permaneció todo el martes.
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Randall dijo ignorar cuál será el futuro estado de salud de su hija, así como los costos médicos.
“Las facturas del hospital se acumulan”, dijo. “Y soy una madre soltera y simplemente no sé si puedo pagar necesariamente todo lo que viene después de esto. Y tampoco sé cómo será el futuro.”
desa/mgm