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Jerusalén
Disputada por judíos, cristianos y musulmanes, Jerusalén concentra sitios sagrados para estas tres religiones; durante Semana Santa, alrededor de 350 mil turistas acuden a esta ciudad para realizar el recorrido de Jesús, desde su llegada el Domingo de Ramos por el monte de los Olivos, hasta su Viacrucis antes de ser crucificado.
Enclavada en callejones laberínticos de no más de tres metros de ancho, la Ciudad Vieja de Jerusalén se divide en cuatro barrios: el cristiano, el musulmán, el judío y el armenio.
Alberga los lugares religiosos más sagrados del mundo: la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa, de los musulmanes; el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones, de los judíos, y el Santo Sepulcro, de la religión cristiana.
Al igual que en otras partes del mundo donde se profesa la religión cristiana, la Semana Santa inicia con el Domingo de Ramos. Se celebra una procesión para conmemorar la entrada de Jesús a la ciudad, por lo que peregrinos de todo el mundo acuden a Tierra Santa para recordar el recorrido del hijo de Dios con palmas y ramas de olivos. Igual que él, llegan a Jerusalén por el valle de Betfagé al pie del monte de los Olivos, el cual suben; por la tarde se realiza una misa en la Iglesia de Betfagé donde se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.
Según la tradición católica, la Iglesia de Betfagé, que significa “casa de las brevas”, resguarda una piedra que fue identificada como la que Jesús habría usado para montar un asno que le sirvió como transporte en el inicio de su procesión a Jerusalén.
El padre José de Jesús Aguilar, director de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México, explicó que los judíos tenían la obligación de ir a Jerusalén cada año, con motivo de la Pascua. “Recordaban y celebraban que gracias a la ayuda de Dios y de Moisés, su pueblo había dejado de ser esclavo en Egipto”.
En sus últimos tres años de vida, Jesús dejó de ser desconocido y comenzó a causar divisiones, para una parte del pueblo era el Mesías, pero para los miembros del Sanedrin, el consejo supremo religioso de los judíos, era una persona indeseada.
“Muchos de sus seguidores creían en él por sus milagros y porque acababa de resucitar a Lázaro, pero otros incluso deseaban matar a Lázaro porque por su causa muchos habían creído en Jesús”, recuerda el sacerdote.
Las celebraciones de Semana Santa continúan con el Jueves Santo. A las 8:00 horas se realiza una misa en la Basílica del Santo Sepulcro, encabezada por el patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, título otorgado por la Iglesia latina y católica al arzobispo de Jerusalén.
El Santo Sepulcro se ubica en el barrio cristiano de Jerusalén, sitio central para la historia de Jesús, donde se desarrollaron su muerte, crucifixión y resurrección. En este recinto está la tumba de Jesús, la piedra de unción, donde fue preparado antes de su sepultura, y la cruz en la que fue crucificado. Fieles de todo el mundo acuden para rezar y bendecir objetos como rosarios y cruces.
De acuerdo con los evangelios, Jesús fue crucificado ahí, en el Gólgota o monte Calvario, su tumba está dentro del sepulcro y éste fue también el lugar de su resurrección. La Iglesia es administrada conjuntamente por representantes de distintas denominaciones cristianas, principalmente el patriarca ortodoxo griego, frailes franciscanos católicos y el patriarca armenio.
Para las 15:30 horas los franciscanos realizan una peregrinación al Cenáculo, ubicado en el Monte Sion, donde según los evangelios se llevó a cabo la última cena. A las 21:00 horas, peregrinos y cristianos locales velarán con Jesucristo durante una hora de meditación en el Huerto de Getsemaní, lugar donde él oró la noche en la que fue traicionado por Judas y en la que fue arrestado.
Tras la meditación, se hace una procesión a la luz de velas a la Iglesia de San Pedro en Gallicantu, lugar en el que Jesús pasó la noche después de ser detenido. El evangelio señala que él pidió a sus discípulos que prepararan todo para celebrar la cena de la Pascua.
Esa cena conmemoraba la libertad que Dios había dado a los judíos cuando eran esclavos en Egipto, en tiempo de Moisés. Jesús la celebró en Jerusalén, en compañía de sus discípulos, en un piso alto, es decir, en un primer piso, en un salón que hoy conocemos con el nombre de Cenáculo.
Desde las primeras horas del Viernes Santo se realizan diferentes procesiones a lo largo de la llamada Vía Dolorosa: se conmemoran la Pasión del Señor y la crucifixión en el Calvario, seguidas del Viacrucis; por la tarde se celebra, el Santo Entierro, procesión en la Iglesia del Santo Sepulcro para representar las exequias de Jesucristo tras su muerte.
En Viernes Santo, a las 8:00 horas, se conmemora la Pasión del Señor y la crucifixión con una misa en el Monte Calvario, seguidas del Viacrucis en la Vía Dolorosa a las 11:30, liderado por el custodio franciscano de Tierra Santa. Más tarde se realiza el funeral de Cristo en el Sepulcro, que reconstruye el momento en el que se depositó su cuerpo en la tumba.
El Evangelio señala que la mañana del viernes se realizó el juicio de Cristo. Los jefes del pueblo lo presentaron ante Pilato, y éste después de mandarlo azotar lo condenó a morir crucificado. Tras caminar por la “Calle de la amargura”, Jesús salió de la ciudad y llegó hasta el monte llamado Gólgota, Gabattá, Monte de la Calavera o Calvario, llamado así por ser lugar de suplicio y porque muchos restos de sacrificados quedaban allí. Jesús fue crucificado hacia las 12:00 horas y permaneció hasta las 15:00, cuando murió.
Para el Sábado de Gloria se realiza la Vigilia Pascual, considerado el punto culminante de la semana, se celebrará a las 7:30 horas en la Basílica de la Resurrección, seguida de la entrada solemne del patriarca Latino de Jerusalén a las 15:30; a las 18:00 se llevarán a cabo otros oficios religiosos.
El Domingo de Resurrección, se lleva a cabo una misa a las 8:00 horas, con una procesión alrededor de la tumba de Jesús, que se llevará a cabo a las 17:00. Este día marca el inicio de la Pascua, que dura 50 días, tiempo en el que los ornamentos en las iglesias son blancos. “En este tiempo se puede cambiar al acto penitencial del inicio de la misa por la aspersión con agua, en alusión al bautismo que nos une a la Resurrección de Cristo”, comenta el padre José de Jesús.