Bruselas.— Julian Assange no es ningún paladín de la libertad de expresión, sino un delincuente cibernético que conspiró para romper la contraseña de una computadora con información clasificada del gobierno de Estados Unidos.

Con esa acusación emitida por el Tribunal del Distrito Este de Virginia y con fecha del 6 de marzo de 2018, está previsto que inicie hoy (jueves) en la Corte de Magistrados de West- minster el proceso de entrega a EU.

La forma como fue redactada la solicitud de extradición por el equipo jurídico estadounidense, integrado por los abogados Tracy Doherty-McCormick, Kellen Dwyer y Thomas Trax- ler, sugiere que la justicia estadounidense quiere evitar que el proceso se vea obstaculizado por la Primera Enmienda de la Constitución de EU que garantiza la libertad de expresión.

Las autoridades estadounidenses quieren echar mano sobre Assange centrándose en el apoyo que habría brindado en 2010 al analista de inteligencia Bradley Manning, hoy Chelsea, tras haber cambiado sexo, a descifrar una contraseña para acceder a una computadora con información clasificada sobre las guerras en Irak y Afganistán. Assange fue incapaz de romper el candado informático, pero el simple hecho de haberlo intentado representa un delito que implica cinco años de cárcel.

La defensa de Assange ha centrado hasta ahora su estrategia en que se trata de un juicio sobre libertad de expresión. “Es un peligroso precedente para todos los periodistas y medios, significa que cualquier periodista puede ser extraditado para ser procesado en EU por haber publicado información veraz sobre ese país”, declaró la abogada Jennifer Robinson.

Sin embargo, el derecho a la información no es el último recurso a disposición de la defensa. Existe el antecedente del hacker británico Lauri Love, reclamado en EU por sustracción ilícita de información de agencias como el Pentágono, el FBI y la NASA.

A principios de este año el Tribunal Superior británico bloqueó la extradición argumentando que Love, quien padece el síndrome de Asperger, una forma de autismo, sufriría serios daños de ser enviado a EU, pues sus cárceles no ofrecen condiciones para la atención de esta enfermedad mental.

Brock Chisholm, sicólogo clínico y fundador de Trauma Treatment International, así como Sondra Crosby, doctora y profesora asociada de la Facultad de medicina y salud pública de la Universidad de Boston, han examinado en varias ocasiones a Assange resaltando trastornos y delicada salud. También la defensa sabe que la vía de la extradición exprés entre Londres y Washington no se aplica para los casos políticos y de espionaje. Cuando era director de la CIA, el actual secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que WikiLeaks era “un servicio hostil de inteligencia”.

El pasado 11 de abril la Policía Metropolitana detuvo a Assange al interior de la Embajada de Ecuador ante el Reino Unido, en donde se resguardó por casi siete años. La policía británica intervino luego de que el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, retirara la condición de asilo.

Este miércoles Assange fue condenado a 50 semanas de cárcel por violar en 2012 las condiciones de libertad provisional en el contexto de un caso preliminar iniciado en su contra en Suecia por supuesta violación sexual. Otra corte lo había declarado culpable de ese cargo administrativo el pasado 11 de abril.

El proceso de entrega a EU puede durar varios años, debido a los múltiples recursos a disposición en Gran Bretaña para garantizar el debido proceso. Incluso perdiendo en todos los niveles del sistema judicial británico, a Assange le quedaría como último recurso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Durante el proceso con Estados Unidos, podría abrirse otro frente. La fiscal general adjunta de Suecia, Eva-Marie Persson, está considerando reabrir la investigación sobre las acusaciones de agresión sexual. Este caso fue abandonado durante el año pasado.

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