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Washington. El Senado de Estados Unidos comenzó la tarde de este domingo el debate del proyecto fiscal del gobierno de Donald Trump, que incluye un impuesto de 1% a las remesas que envían los migrantes a sus países de origen, recortes de gastos y aumento de fondos para deportaciones.
El debate comenzó 16 horas después de que los demócratas, el partido minoritario en el Congreso, obligara a la lectura completa de las 940 páginas del proyecto, que Trump quiere ver en su escritorio antes del 4 de julio, cuando se celebra el Día de la Independencia en Estados Unidos.
“Si los republicanos del Senado no le dicen al pueblo estadounidense lo que hay en este proyecto de ley, entonces los demócratas van a obligar a esta cámara a leerlo de principio a fin”, argumentó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
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Pero aunque el debate comenzó, aún falta mucho, al menos 10 horas de discursos que se extenderán hasta bien entrada la noche, antes de una eventual votación. El lento avance presagia días complicados.
“Ha tomado tiempo llegar aquí”, dijo el senador republicano Lindsey Graham, presidente de la Comisión de Presupuesto, “pero tendremos un debate digno de este gran país”.
Un nuevo análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus iniciales en inglés) dado a conocer el domingo, estima que el proyecto de ley del Senado aumentaría el déficit en casi 3.3 billones de dólares de 2025 a 2034, un aumento de casi un billón de dólares sobre el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes. También encontró que 11.8 millones de estadounidenses adicionales se quedarían sin seguro de salud para 2034 en caso de que la iniciativa se convierta en ley, una cifra superior al enfoque de la cámara baja.
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Los republicanos siguen reacios a otorgar su voto, y la cúpula del partido en el Congreso prácticamente no tiene margen de maniobra, tomando en cuenta su estrecha mayoría. Esencialmente, pueden permitirse tres disidentes en el Senado, con su ventaja de 53-47, y una cifra similar en la Cámara Baja, siempre que todos sus miembros se presenten y voten. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, había enviado a sus colegas a casa para el fin de semana.
Trump, quien por momentos se ha mostrado flexible en cuanto a sus plazos, mantuvo la presión sobre los legisladores. Pero la tensa escena cuando la votación se suspendió por más de tres horas permitió que la discordia interna saliera a la luz.

Trump se vengaría de republicanos que no aceptan su plan fiscal
Al final, los senadores republicanos Thom Tillis, de Carolina del Norte, y Rand Paul, de Kentucky, se opusieron a la moción de avanzar, uniéndose a los 47 demócratas. Trump se dio cuenta.
Amenazó con hacer campaña contra Tillis, quien ha expresado su preocupación de que los recortes a Medicaid dejen sin atención médica a muchos de los habitantes de su estado. Trump reprendió nuevamente a Tillis la mañana del domingo, diciendo que el senador "ha perjudicado al gran pueblo de Carolina del Norte".
Más tarde el domingo, Tillis emitió un extenso comunicado en el que anunció que no buscaría la reelección en 2026.
Los republicanos están utilizando sus mayorías para hacer frente a la oposición demócrata, pero se han encontrado con una serie de contratiempos. No todos los legisladores republicanos están de acuerdo con las propuestas para reducir el gasto en Medicaid, cupones de alimentos y otros programas para ayudar a cubrir el costo de extender unos 3.8 billones de dólares en los recortes de impuestos de Trump.
Elon Musk renovó la presión para oponerse al proyecto de ley, al cual calificó de “una completa locura” y "destructivo".
Si el Senado logra aprobar el paquete en los próximos días, la iniciativa regresaría a la Cámara para una ronda final de votaciones antes de que pueda llegar a la Casa Blanca. Los líderes republicanos necesitarán del apoyo de casi todos sus miembros.
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Recortes fiscales y prioridades centrales del Partido Republicano
La parte central del proyecto de ley haría permanentes muchos de los recortes fiscales del primer mandato de Trump que de otro modo expirarían a fin de año en caso de que el Congreso no intervenga, lo que resultaría en un posible aumento de impuestos para los estadounidenses. La medida añadiría nuevos recortes, incluidas exenciones fiscales sobre las propinas, y asignaría 350 mil millones de dólares a la seguridad nacional, incluyendo para la agenda de deportación a gran escala de Trump.
Pero los recortes a Medicaid, los cupones de alimentos e inversiones en energía verde también están causando disensión dentro de las filas republicanas. El senador demócrata Ron Wyden dijo que los retrocesos ambientales equivaldrían a una "sentencia de muerte" para las industrias eólica y solar de Estados Unidos.
Los republicanos confían en los recortes para compensar las pérdidas en ingresos fiscales, pero algunos legisladores dicen que los recortes van demasiado lejos, particularmente para las personas que reciben atención médica a través de Medicaid. En tanto, los conservadores preocupados por la deuda nacional, buscan recortes más pronunciados.
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Demócratas aún pueden retrasar el proceso
Usando un proceso congresional llamado reconciliación presupuestaria, los republicanos pueden impulsar el proyecto de ley con una mayoría simple en el Senado, en lugar del umbral típico de 60 votos para superar objeciones.
Sin tácticas dilatorias, la minoría demócrata tendrá que emplear otras herramientas para presentar sus objeciones, incluyendo usar sus 10 horas completas de tiempo de debate, algo que dijeron que harán.
Además, los demócratas están preparados para proponer decenas de enmiendas al paquete que serían consideradas en una sesión de votación durante toda la noche, o todo el día, dependiendo de la hora.
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mgm