La vacuna del Covid-19 ha sido la apuesta de los gobiernos para poner fin a una pandemia que ha causado casi 5 millones de muertos. Sin embargo, mientras en unos países ya se aplican terceras dosis, en otros la mayor parte de la población no ha recibido la primera, y el tipo de biológico comienza a ser un problema para ingresar a determinadas naciones. En entrevista con EL UNIVERSAL, Andrew I. Rudman, director del Instituto México en el Wilson Center, advierte que el desequilibrio entre la cantidad de vacunados “va a aumentar las divisiones”, así como los riesgos que supone que un biológico se convierta en “factor de discriminación”. “Es un doble discurso decir: ‘Tiene que recibir cualquier vacuna disponible’ y después decir: ‘Ah, no vamos a aceptar vacunas de otros países’”, señala.
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