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Bangkok.— Indonesia aumentó ayer el nivel de alerta para el volcán Anak Krakatoa, que el sábado causó un tsunami en el estrecho de Sonda, y cuya actividad podría generar una nueva ola mortal.
Las autoridades llevaron el nivel de alerta a “elevado”, es decir el segundo más importante. La aviación civil pidió a todas las aeronaves que eviten la zona.
También extendieron a cinco kilómetros el radio de la zona prohibida en torno al Anak Krakatoa, “hijo” del Krakatoa. Instaron a los habitantes a mantenerse alejados del litoral, tras el tsunami que se abatió contra las costas del estrecho, entre las islas de Sumatra y Java.
El volcán seguía expulsando nubes de cenizas ayer, por lo que el riesgo era mayor para los barcos que navegaran por las inmediaciones.
“Hay un mayor riesgo de erupción”, declaró el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Catástrofes, c
“La gente [cerca del volcán] podría ser alcanzada por piedras ardientes, por el derrame de [flujos] piroclásticos y espesas cenizas”, añadió.
“Hemos incrementado el nivel de alerta a causa de un cambio en las características de la erupción”, declaró ayer un responsable del Observatorio del Krakatoa, Kus Hendratno.
Los flujos piroclásticos no suponen un riesgo inmediato para las ciudades de la región porque el volcán se encuentra en una isla en medio del estrecho y alejada de los centros de población. Pero el cambio de nivel de alerta acrecentó los temores de los habitantes, ya asustados ante la idea de volver a sus casas.
“Rezad por nosotros para que todo salga bien”, rogó por su parte Sukma, agente de seguridad en Mutiara Carita Cottages, cuyos edificios están totalmente devastados.
“Esto me preocupa”, declaró Ugi Sugiarti, cocinero del hotel Augusta de Carita, una de las localidades más afectadas por el tsunami. “Ya he sido evacuado”.
Según los expertos, la tragedia siguió a una erupción moderada que provocó un hundimiento submarino de una parte del volcán y el desplazamiento de masas de agua. El último balance hasta la fecha da cuenta de 430 muertos, mil 495 heridos y 159 desaparecidos.
Cerca de 22 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares tras el tsunami y ahora están viviendo en refugios temporales.
El miércoles por la noche, las autoridades advirtieron que el viento arrastra las cenizas y la arena hasta las localidades de Cilegon y Seran, en la isla de Java, y exhortaron a los habitantes a llevar gafas y mascarillas si salían de casa.
Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en algunos sectores, complicando las labores de los socorristas y arriesgando un poco más la vida de las personas afectadas por el tsunami.
Los médicos alertaron de la falta de medicamentos y de agua potable, advertencias que alimentan los temores de una crisis sanitaria.
El tsunami del sábado es la tercera catástrofe en el archipiélago en los últimos seis meses, tras una serie de sismos en la isla de Lombok en julio y agosto, y de un tsunami en Palu, en la isla de Célebes, que causó 2 mil 200 muertos y miles de desaparecidos en septiembre pasado.
Indonesia está en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde coinciden placas tectónicas y se producen una gran parte de las erupciones volcánicas y sismos del planeta.