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Ginebra.— El presunto ataque químico contra civiles en Siria es un crimen de guerra que tiene el sello distintivo del gobierno de Bashar al-Assad, pero Rusia, su aliado, comparte una posible responsabilidad penal, dijo ayer el jefe de Human Rights Watch (HRW), mientras que el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, acusó a la comunidad internacional de cerrar los ojos y no responder de manera enérgica a la agresión.
Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, dijo que la comunidad internacional debería presionar al presidente ruso, Vladimir Putin, ya que a Al-Assad es “un hombre al que no le queda ninguna reputación”.
Los supuestos ataques con gas venenoso perpetrados el sábado contra la ciudad siria de Duma, bajo control de los rebeldes, dejaron al menos 42 muertos y más de 500 heridos, según organizaciones médicas.
Aunque Damasco negó haber lanzado el ataque, “el uso de armas químicas es, en esencia, un crimen de guerra. Además, las personas que parecen haber sido atacadas, algo típico del gobierno de Al-Assad, eran civiles”, dijo Roth en entrevista con Reuters.
“Este uso de armas químicas contra civiles que se refugian en sus sótanos es parte de un patrón amplio, no simplemente sobre el uso de armas químicas, sino de ataques contra civiles que viven en áreas en poder de la oposición”, agregó y explicó que eso constituye una violación grave de los Convenios de Ginebra que debería ser juzgada por la Corte Penal Internacional.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, señaló que “después de décadas en las que pensábamos haber erradicado con éxito el uso de armas químicas y biológicas, el mundo simplemente no reacciona mientras que su uso se está normalizando en Siria”.
Cerrar colectivamente los ojos ante este eventual nuevo uso de “una de las armas más horribles ideadas jamás por el ser humano es increíblemente peligroso”, resaltó y señaló que la respuesta del mundo a los ataques químicos en Siria hasta ahora han sido “palabras vacías, condenas débiles y un Consejo de Seguridad paralizado por el uso del veto”.