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Bruselas.— Ni en la tolerante Holanda hubiera pasado desapercibido el comportamiento del exfuncionario oaxaqueño Daniel López Regalado, quien al no recibir la atención esperada en el ISSSTE, escupió a enfermeras, médicos y pacientes.
Por el contrario, la brutal actitud del exjefe de la Jurisdicción Sanitaria Número 2 Istmo se habría traducido en un proceso judicial expedito y en un castigo ejemplar.
Desde el arranque de la emergencia sanitaria, la justicia naranja decidió proteger a los héroes de la pandemia, entre ellos, las fuerzas policiacas que hacen valer el modelo de “confinamiento inteligente”, introducido desde el 16 de marzo para contener el coronavirus.
La justicia defiende a policías y personal médico, actuando con firmeza, en contra de acciones intencionales como escupir, toser o gritar en público: “A la chingada el corona”.
Uno de los casos que ha servido de modelo ante incidentes públicos relacionados con el Covid-19 fue el de Wesley M., de 32 años, sentenciado a 10 semanas de prisión y una multa de al menos 400 euros.
El 19 de marzo la policía recibió un reporte sobre disturbios en un domicilio de Biddinghuizen, un poblado localizado al noroeste de Ámsterdam. El sujeto estaba maltratando verbalmente a su hijastro Rafael de 16 años. A su arribo, los agentes pidieron a Wesley M. mantener distancia, pero en vez de ello fueron recibidos con insultos.
“Tengo corona”, gritaba el individuo, mientras era puesto bajo custodia policiaca. Conscientes de la gravedad del incidente, el caso llegó por la vía exprés al tribunal de la ciudad Arnhem, que decidió suspender de manera excepcional la cuarentena por la emergencia sanitaria para tratar el asunto. El juicio habría iniciado el 1 de abril; al día siguiente, ya estaba la sentencia.
El proceso fue realizado a distancia, los jueces se encontraban en la Corte, el abogado en algún lugar de Rotterdam detrás de su computadora y el acusado frente a una pantalla en una celda aislada del centro penitenciario del municipio de Nieuwegein. Durante la audiencia el inculpado se mostró arrepentido, asoció su comportamiento a un proceso de rehabilitación de adicción a drogas y alcohol, y a la medicina que tomaba para controlar su hiperactividad.
Mientras que su abogado Paul de Boer pidió al juez no utilizar a su cliente para enviar un mensaje al mundo en el contexto del Covid-19. Dijo que “el mensaje es asunto de los políticos”. El representante de la policía hizo énfasis en el factor de peligro para los agentes y su familia, pues al término de la jornada laboral los uniformados deben volver al hogar. Resaltó el carácter antisocial de un comportamiento inaceptable.
Para el juez el mea culpa de Wesley M. resultó insuficiente y cerró la carpeta con un castigo modelo.
Distinción
Holanda se distingue del resto de sus socios europeos, como Bélgica, Italia y España, por su política de “confinamiento inteligente”, es decir, decretó el cierre de todo espacio que implique la convivencia social, como restaurantes, museos y clubes deportivos, pero mantuvo abiertos los comercios, como zapaterías y perfumerías, y la actividad de los oficios, como albañilería y plomería.
Al mismo tiempo, pidió a la población comportarse de manera responsable, es decir, evitar los desplazamientos innecesarios, las concentraciones de más de tres personas, las visitas en familia al supermercado y guardar la debida distancia con relación a otra persona, de un metro y medio, en lugares públicos. Los abusos son castigados con multas y las medidas se mantendrán al menos hasta el 28 de abril.
El Ministerio de Salud reportó en su último informe 26 mil 551 casos, 8 mil 729 personas hospitalizadas y 2 mil 823 muertes por coronavirus.
En tres semanas, los tribunales atendieron 20 procesos de agresiones por “tosidos de coronavirus”; los castigos fueron de dos a seis meses de prisión. Además de las sanciones, los jueces dieron poderes adicionales a la policía para sustraer pruebas clínicas de los agresores que tosen o escupen para verificar si tienen o no coronavirus. La prueba de Covid-19 para infractores se aplica independientemente de que tengan o no los síntomas.
“Es incomprensible que haya personas que deliberadamente escupen o tosen en la cara de alguien. No sólo es sucio e insultante, ponen en peligro la vida de otros ante el coronavirus”, declaró en su momento el ministro de Justicia, Ferd Grapperhaus.