Mérida, Yuc.— Pese a los avances y trabajos a favor de los derechos humanos y la paz en el mundo, aún existen “odios, violencia, rencores, muros ficticios y reales”, por lo que es necesario hacer una especie de “inventario de valores” para trabajar en el respeto a las costumbres, a las garantías individuales y alcanzar una auténtica “red de felicidad y de esperanza y prosperidad para los pueblos”, coincidieron panelistas en el marco del foro Culturas Originarias y Paz Regional, que tuvo lugar como parte de la 17 Cumbre de los Premios Nobel de la Paz.

En el evento participan 30 laureados con el Nobel, quienes buscan a partir de sus reuniones, enseñanzas y aportaciones, acabar con la violencia, el desarme nuclear, las afectaciones y daños al medio ambiente, la discriminación y marginación a los pueblos indígenas.

Los panelistas, defensores de los derechos humanos y la paz coincidieron en señalar que es necesario establecer “una red de felicidad”, a partir de regresar a los valores en el seno de la familia, opinó Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz en 1992.

“Todos debemos ser constructores de paz, establecer una red de felicidad, pero hay que hacerlo de manera constante y para ello si es necesario hay que formar un inventario de nuestros valores y costumbres que son parte de la esencia y cultura misma de los pueblos”, acotó.

Otra de las participantes, Bernice A. King, hija de Martin Luther King, recordó que hace 22 años en Estados Unidos tuvo oportunidad de reunirse con Menchú, con quien estableció varios de los legados y aportaciones que dejó su padre.

“Una de las aportaciones que fueron sumamente importantes para mi padre es que todas las personas merecen ser tratadas con respeto, independientemente de su nacionalidad, género o religión.

“Él dijo que es importante entender la interconectividad e interrelaciones de los seres humanos (...) Nos enseñó a que estamos atrapados en esta red inescapable de un  destino singular y lo que afecta a uno, afecta a todos. No puedo ser libre hasta que tú no lo seas, por lo tanto, todos básicamente nos jalan hacia la batalla de libertad”, indicó.

“Otra cosa que él nos enseñó es que la injusticia en cualquier parte es una amenaza, significa que no me puedo alejar de lo que sucede, por lo tanto, si otros grupos no están seguros no podemos tener paz”.

Ben Moussa habló de la lucha que en su país, Túnez, han tenido para alcanzar la democracia y la libertad de expresión, y confió en que otros países de África avancen en el respeto a los derechos humanos.

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