Bruselas
La nominada del presidente Donald Trump para dirigir la CIA, la subdirectora Gina Haspel, debería enfrentar la justicia internacional en lugar de buscar la dirección de la agencia estadounidense, afirma Andreas Schüller, experto del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR, por sus siglas en inglés).
“El foro al que debe responder por acusaciones de tortura es un tribunal, y no uno de nominación a un alto cargo de la CIA o del gobierno estadounidense“, dice Schüller en entrevista con EL UNIVERSAL. “Existen los elementos para abrir una investigación penal, obtener una orden de arresto y proceder a su detención en cuanto ponga un pie en Europa”, aseguró.
El encargado del Programa sobre rendición de cuentas por crímenes internacionales afirma que de prosperar la candidatura de Haspel, probablemente quedarán impunes tácticas de interrogatorio empleadas por la CIA que podrían ser clasificadas como crímenes de guerra.
La designación, además, comprometerá la cooperación en materia de inteligencia entre Estados Unidos y las principales agencias europeas, particularmente la alemana.
“El mensaje de su eventual nombramiento será que EU no toma con seriedad acusaciones relacionadas con la tortura”, indica. Haspel fue nominada por Trump para convertirse en la primera directora de la CIA.
El ECCHR es una organización independiente fundada en 2007 por un grupo de abogados. A diferencia de otras instancias especializadas en la defensa de derechos humanos, la organización con sede en Berlín se distingue por buscar que sus denuncias trasciendan hasta los tribunales presentando evidencias judiciales, recurriendo a leyes internacionales y acompañando el proceso con experimentados abogados.
Entre las iniciativas legales más emblemáticas emprendidas por la organización se encuentra el proceso abierto, en su momento en España, contra el ex dictador Augusto Pinochet. Desde 2014 ha entregado comunicaciones al fiscal general de la Corte Federal de Alemania para que abra una investigación penal preliminar contra Haspel. Por lo menos ha entregado cuatro quejas, indicando que cuenta con expertos y testigos dispuestos a aportar evidencias.
La denuncia archivada con el número de caso GBA3ARP100/14-4 aporta detalles sobre su tiempo como jefa de base en una prisión secreta en Tailandia conocida como “Catseye”, en 2002. La querella se centra en el calvario sufrido ahí por Zayn Al-Abidin Muhammad Husayn, mejor conocido como Abu Zubaydah.
Bajo la sospecha de terrorismo, fue sometido a confinamiento solitario durante 47 días, y durante agosto de 2002 continuamente fue torturado, 83 veces fue sometido a una técnica conocida como ahogamiento simulado. “A efectos de determinar la responsabilidad penal, lo más relevante es el hecho de que, como jefa de la prisión secreta de Tailandia, Gina Haspel siguió cada día la tortura de Abu Zubaydah”.
En el expediente además aparece el caso de Al Rahim Hussayn Al Nashiri, también torturado en el denominado “centro de detención verde”, y “Gina Haspel no hizo nada para detenerlo”. Otra denuncia se centra en su función como jefa de personal en el Centro contra Terrorismo de la CIA entre 2003 y 2005. De acuerdo con la documentación, en ese puesto, por órdenes de su superior, José Rodríguez, habría solicitado la destrucción de 92 cintas de video de interrogatorios de tortura contra Zubaydah. Schüller sostiene que el examen preliminar continúa su curso en la oficina del fiscal general alemán. El proceso se centra en la recaudación de información.