Mas de tres millones de personas huyeron de Ucrania desde que Rusia inición su invasión el 24 de febrero, según Naciones Unidas. Y la mayoría son mujeres.
"Quienes están buscando refugio fuera de Ucrania son principalmente mujeres, la mayoría de ellas acompañadas por sus hijos", señaló Jaime Nadal, representante en Ucrania del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés).
En situación de extrema vulnerabilidad, una de las amenazas que enfrentan las refugiadas es la presencia de redes de tráfico de personas que ya están operando en países limítrofes, advirtió Nadal.
Dentro de Ucrania hay otros graves peligros. Las cerca de 80.000 mujeres que se espera den a luz en los próximos tres meses se exponen al riesgo de partos sin condiciones mínimas de seguridad e higiene. Y otra amenaza frecuente para las mujeres en situaciones de conflicto es la violencia sexual.
Nadal ya llevaba dos años y medio trabajando en territorio ucraniano cuando comenzó la guerra, y en los últimos días ha debido trasladarse al oeste del país por motivos de seguridad.
Desde allí habló con BBC Mundo sobre los graves riesgos que enfrentan las mujeres de Ucrania, el trabajo de emergencia del Fondo de Población de la ONU en ese país y el trauma de la guerra.
¿Dónde se encuentra en este momento?
Estoy en una ciudad llamada Uzhgorod, en el suroeste de Ucrania, en la confluencia de Ucrania con Eslovaquia y Hungría.
Tuvimos que abandonar Kiev porque las condiciones de seguridad no permitían seguir trabajando con el grado de capacidad que requieren las circunstancias.
La situación es obviamente, como pueden seguir en los medios de comunicación, sumamente compleja.
Ahora mismo ya se ha sobrepasado el hito de los tres millones de refugiados en países limítrofes. A mí me gustaría destacar que sobre todo son refugiadas, porque a los hombres entre 18 y 60 años no les permiten salir del país.
Quienes están buscando refugio fuera de Ucrania son principalmente mujeres, la mayoría de ellas acompañadas por sus hijos, o personas adultas mayores, o personas con discapacidad.
Pero existen también dentro del país lo que nosotros llamamos desplazados internos que no son todavía refugiados porque no han cruzado la frontera. El número de personas desplazadas internamente es también enorme y se ubican principalmente en el oeste del país, en la zona donde no hay operaciones militares.
El Fondo de Población, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF publicaron un comunicado conjunto diciendo que hasta 15 de marzo se habían documentado 31 ataques a servicios de salud, tanto centros como ambulancias.
Se habló mucho del ataque a la maternidad y hospital infantil de Mariúpol, pero los centros de salud afectados son muchos más.
Son muchos más. La OMS publica estadísticas periódicamente sobre instalaciones civiles, hospitales y maternidades que han sido dañadas en el transcurso de la guerra.
Mariúpol es obviamente un caso que todos conocemos, un caso lamentable, terrible. Nosotros lo hemos condenado públicamente, porque realmente el bombardeo de una maternidad es un acto horrendo y completamente condenable.
Es el primero del cual tenemos constancia porque hay imágenes y se ha conocido a escala mundial. Pero días previos a ese ataque en Mariúpol el hospital materno infantil de la ciudad de Zhitómir fue también bombardeado. No fue dañado a la escala en que fue dañado el de Mariúpol y tras varios días consiguió trabajar con capacidad limitada, dando prestacion de algunos de los servicios en los sótanos del edificio que se habilitaron a modo de refugio improvisado, sala de operaciones y quirófano.
Y eso es lo que a nosotros nos parece también completamente lamentable. La no garantía de la salud y de los derechos reproductivos de las mujeres las pone en peligro de perder su vida.
Había señalado hace unos días que algunos partos se están dando en condiciones medievales. ¿Podría darnos más información?
Los partos se dan en condiciones deplorables. Por más que se pueda tratar de limpiar y adaptar, un sótano no es un lugar idóneo para que una mujer dé a luz, no reúne las condiciones higiénicas mínimas y necesarias. No hablemos ya de una estación del metro.
Incluso el acceso a la estación del metro es complicado para una mujer que está embarazada y que se puede ver en la situación de tener que bajar las escaleras del metro junto con una multitud que está tratando de buscar refugio de los bombardeos.
Yo querría dejar claro que aparte de los daños causados a los edificios, a los hospitales mismos y lo que eso supone para la atención a la salud reproductiva de las mujeres, el mero hecho de que haya bombardeos limita el acceso a esos hospitales.
Las mujeres no se atreven a buscar atención en salud en medio de un bombardeo, lógicamente.
No sabemos cuántas mujeres han podido sufrir abortos espontáneos, prolapsos o complicaciones derivadas del embarazo y del parto sin la debida atención médica, poniendo en riesgo su vida o incluso perdiendo su vida en esas circunstancias. No tenemos todavía estadísticas sobre este tema, pero suponemos que ya tiene que haber habido casos.
El Fondo de Población ha estimado el número de mujeres que darán a luz en los próximos meses. ¿Qué datos manejan?
Hemos hecho una proyección del número de mujeres que están embarazadas en este momento en Ucrania. Son aproximadamente 265.000 mujeres, de las cuales cerca de 80.000 se prevé que van a dar a luz en los próximos tres meses.
Se espera que 11.000 de ellas puedan tener complicaciones durante el momento del parto y posparto y son las mujeres que requieren mayor atención.
En el Fondo de Población ya hemos hecho un preposicionamiento de kits de emergencia en salud reproductiva en Polonia y estos kits están llegando a Ucrania este fin de semana.
¿En qué consisten esos kits?
Son kits para cierto tipo de atención a concretamente 500.000 mujeres. Es un paquete que contiene todo lo necesario para que una mujer pueda tener un parto natural limpio, en condiciones de higiene. Es una bolsa que se puede entregar al personal de atención primaria o se le puede entregar a la mujer en los controles prenatales para que lo pueda llevar con ella y que, en caso de que entre en parto, en una situación como la que acabamos de describir, en ese kit tenga todo lo necesario para que un personal cualificado de salud pueda acompañar a la mujer y se lleve a cabo un parto en condiciones limpias.
¿Qué hay en la bolsa, por ejemplo?
Material estéril, guantes, gasas, una manta térmica para el bebé, otra para la madre, todo el material necesario para un parto natural.
Pero también tenemos kits para cesáreas, para partos de mayor grado de complejidad, que son para uso en hospitales, incluso en hospitales de campaña. Y además hay kits para el manejo de situaciones de violencia sexual, de violación, porque también sabemos que en este tipo de situaciones el número de casos de violencia sexual y de violencia basada en género se incrementa. Es necesario que también estas mujeres que sufren casos de violencia puedan tener la debida atención médica.
¿Han documentado ustedes ya casos de violencia sexual?
Hemos dado seguimiento a denuncias de casos. No fueron denuncias que eventualmente se pudieran demostrar, pero en situaciones de conflicto, de crisis humanitarias, demostrar de entrada o tratar de hacer un levantamiento de datos no es la prioridad. Estas son situaciones en las que la situación de vulnerabilidad de la mujer se incrementa y nuestro punto de partida no es documentar los casos. Es asumir que los casos existen.
¿Habla del riesgo de violencia por ejemplo a manos de tropas que llegan a pueblos u otros individuos que aprovechen la situación de vulnerabilidad?
Cualquiera de estas situaciones entrañan riesgos para las mujeres, incluso el proceso de desplazamiento.
Nosotros ya estamos empezando a tener información acerca de las redes de trata y tráfico de personas actuando en los países limítrofes principalmente. De nuevo, no se trata de documentar el número de casos, eso yo casi diría que es incluso irrelevante.
Se trata de asumir que una mujer que está en proceso de desplazamiento, sin ingresos, con una situación de vulnerabilidad elevada, puede eventualmente ser víctima de una red de tráfico o no tan solo de una red, simplemente de abusos y de violencia e incluso de violación.
Entonces, con esa premisa en mente es que nosotros estamos incorporando el tratamiento para este tipo de situaciones como parte de nuestro de nuestro trabajo. Y esto va acompañado también del acceso a servicios de apoyo psicosocial en una red de treinta municipios con los que teníamos ya antes de la guerra establecida una alianza.
Eran "ciudades libres de violencia contra la mujer", una red de treinta ciudades que el Fondo de Población estableció en Ucrania antes de la guerra. Muchas de estas ciudades, las que están en el oeste del país, todavía tienen servicios operativos.
Justamente el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió esta semana que "para los traficantes de personas y depredadores, la guerra en Ucrania no es una tragedia, sino una oportunidad".
Usted decía que ya tienen información de redes de trata de personas operando. ¿Podría darnos más detalles sobre qué información han recibido?
La información que nosotros hemos recibido sobre este particular procede de agencias hermanas del sistema de Naciones Unidas, de la Organización Internacional para la Migraciones, de ACNUR, de organizaciones de la sociedad civil que trabajan en estos países limítrofes y que ya están alertando que estas redes están activas y están intentando, como decía el Secretario General, beneficiarse de la desgracia que está sufriendo Ucrania.
En los videos del Fondo de Población en Ucrania se ve que también han distribuido miles de "kits de dignidad" a refugiadas. ¿En qué consisten?
Es un kit que contiene lo básico para que la mujer pueda tener acceso a una higiene básica, que le permita recuperar parte del decoro que de alguna manera se pierde cuando alguien tiene que salir corriendo de su casa prácticamente con lo puesto, huyendo hacia no se sabe muy bien dónde, con la expectativa o la esperanza de que será un lugar más seguro.
Esta tragedia por la que están pasando estas mujeres y estas familias es francamente inenarrable. El kit no resuelve eso, se entrega a la mujer como parte de un abordaje de apoyo psicosocial en conexión con la existencia de estos servicios municipales.
El kit incluye compresas para el período. Pocas veces se piensa en eso, pero obviamente tiene una importancia fundamental para las mujeres. Incluye también ropa interior, desodorante, jabón, cepillo de dientes, toallas... toda una serie de productos que son básicos.
El kit permite que la mujer hable, que se exprese. Es sobre todo una herramienta que estamos utilizando para romper el hielo, para que la mujer se exprese y para aproximarla a esos servicios de apoyo psicosocial que pueden ser de gran utilidad para ellas. No es un fin en sí mismo.
¿Podría hablarnos de un caso, una familia, una situación que le quedó grabada especialmente?
Yo he tenido oportunidad de visitar algunos de los edificios que se han habilitado como refugios para la población desplazada y de nuevo, la mayoría son mujeres acompañadas por sus hijos, a veces también acompañadas por familiares, adultos mayores, sus madres, sus padres, etcétera, tratando de alguna manera de huir hacia un lugar seguro.
A mí hay una cosa que me llama mucho la atención y es la fortaleza de estas mujeres, el grado de organización que tienen, la capacidad que han tenido para vincularse con iniciativas de voluntarios y voluntarias que ofrecen apoyo.
Yo tuve la oportunidad de visitar, por ejemplo, un comedor donde son las mismas personas desplazadas, la mayoría mujeres, las que dan apoyo a otras mujeres que están en proceso de desplazamiento. Se apoyan mutuamente, se cuidan mutuamente.
Es terrible la desgracia que está sucediendo, pero las expresiones de solidaridad que uno puede ver, ese cariño con el que se tratan, esa esperanza que tienen, a pesar de todo lo que han pasado… Uno ve tanta humanidad a pesar de esta desgracia, tanta humanidad en las caras, en las expresiones, en el comportamiento y en las actitudes de estas mujeres. Yo no dejo de impresionarme, realmente es algo, como lo puedo decir, algo muy profundo.
Hablaba del apoyo psicosocial. ¿También tienen previsto dar apoyo a niños y adultos para intentar sanar en el futuro el trauma mental y emocional generado por la guerra?
Como parte del trabajo que hacemos de apoyo psicosocial a las mujeres estamos también trabajando el apoyo psicosocial a los hombres. Porque al fin y al cabo, si lo que estamos es tratando de prevenir son situaciones de violencia de género, es fundamental también trabajar con los hombres.
Yo creo que para los niños va a ser una situación complicada. Todo lo que significa para ellos de repente no volver más a la escuela, perder a los amigos, perder el entorno. También lo es para las mujeres, para las personas adultas mayores.
Es un trauma que va a afectar a toda la sociedad y vamos a tener que invertir mucho en reconstruir esa salud mental. Yo creo que también el hecho de que no solamente en Ucrania, en escala mundial posiblemente, ya llegamos un poco tocados después del covid-19. Todo lo que ha significado encontrarse con esta situación, realmente es muy complicado.
Superar este trauma va a requerir muchísima atención en el futuro.
En el comunicado conjunto del UNFPA, UNICEF y la OMS se llama a un cese el fuego inmediato. En su opinión, ¿cuál es la prioridad?
Lo que necesitamos es que la guerra acabe lo antes posible. Es la prioridad número uno. Necesitamos corredores humanitarios. Necesitamos corredores seguros, confiables, que permitan a las mujeres, niños, a las personas que lo deseen poder abandonar de manera segura los lugares que están siendo más afectados por la guerra.
Y también necesitamos que esos corredores sirvan para llevar ayuda humanitaria a la población que decida quedarse. Necesitamos que instalaciones de uso civil, hospitales, maternidades no sean objetivos militares. No pueden ser objetivos militares.
Y necesitamos por supuesto, que la salud reproductiva de las mujeres y que la violencia a la cual pueden estar expuestas sea parte de la respuesta humanitaria.
Porque puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de estas mujeres.
Y esto es lo que estamos tratando con mucho ahínco, con mucho énfasis, de comunicar al mundo que hay mujeres que se están viendo expuestas a perder su vida porque no tienen acceso a los servicios de salud reproductiva que necesitan para garantizar que puedan dar a luz en condiciones adecuadas. Necesitamos que las mujeres puedan recibir un tratamiento adecuado después de un caso de violencia sexual, necesitamos que esos servicios estén en funcionamiento.
Pero sobre todo lo que necesitamos es que la guerra acabe.