Un hombre se acercó a la sala de urgencias debido a que presentaba un fuerte dolor de cabeza en el hospital de Novorossiysk, Rusia.
Las primeras hipótesis de los médicos indicaban que el bulto que se presentaba en el ojo izquierdo del paciente se podía deber a un infección por una picadura de un mosquito. Tras ser llevado a la sala de procedimientos, los médicos se llevaron una gran sorpresa.
"El paciente fue hospitalizado en el servicio de cirugía maxilofacial, donde se sometió a una intervención quirúrgica: los médicos abrieron un absceso. Durante la apertura, se encontró un gusano delgado y blanco de aproximadamente 15 cm de largo", dice el informe del hospital de Novorossiysk, Rusia.
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En el mismo documento se señala que el gusano estaba asentado en el tejido debajo de la piel, cerca a la frente. Inicialmente no se había podido diagnosticar debido a que no había esta el tiempo suficiente en el cuerpo como para presentar síntomas graves y específicos.
“Los portadores de la dirofilariasis son los mosquitos. El insecto pica a un animal infectado y en su probóscide quedan las larvas del parásito, que luego transmite a los humanos al picarlos”, explicaron. El parásito fue llevado llevado al laboratorio para realizar un examen patológico y determinar el tratamiento adicional para este hombre.
"El paciente se encuentra bien y continúa tratamiento en condiciones de hospital de día”. Finalmente el hospital tomó la decisión de exhibir este gusano en la sala de internos del departamento maxilofacial.
Confusión y náuseas
En 2015, en Napa, California, ocurrió algo similar. Luis Ortiz, de 26 años, estaba visitando a su familia cuando comenzó a sentir un dolor de cabeza que no lo dejaba en paz y que comenzó a provocarle confusión y náuseas. Acabó vomitando antes de que sus padres lo llevaran a urgencias.
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Una vez allí, Ortiz se quedó atónito al enterarse por los médicos de que tenía una larva de tenia en el cerebro que le estaba cortando el flujo sanguíneo.
"Creo que lo que más me afectó fue cuando el médico me dijo que tenía un parásito en la cabeza y que había que operarle para extraerlo", contó Ortiz a ABC News. "El médico me dijo que si hubiera llegado media hora más tarde de cuando llegué, no estaría vivo".
Aunque las infecciones por tenia suelen afectar al tracto digestivo, en raras ocasiones el parásito puede infectar el cerebro, dando lugar a una enfermedad denominada neurocisticercosis.
Una vez en el quirófano, Ortiz dijo que los médicos pudieron extirpar el quiste y la larva cuando aún estaba viva. "Me dijo: 'Sí, lo hemos sacado y estaba bloqueando las venas que fluyen [sangre] por el cerebro'", recordó Ortiz sobre lo que le dijo su cirujano después de la operación. "Me enseñó el gusano en el frasco".
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