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Ciudad de Panamá.— El papa Francisco pidió ayer en Panamá no rechazar a las caravanas de migrantes centroamericanos, instó a la jerarquía católica a ayudar a que los pueblos superen miedos y recelos por las migraciones, abogó por construir puentes en vez de muros y alertó de que la que violencia doméstica, los feminicidios, las bandas criminales, el narcotráfico y la explotación sexual de menores exhiben a una sociedad que “se fue desmadrando”.
En un primer mensaje matutino a autoridades locales y diplomáticos en la Cancillería de Panamá, Francisco destacó la celebración en este país de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que empezó el martes pasado y concluirá el domingo próximo, y aseguró que los jóvenes “rezarán y reavivarán” su compromiso por “un mundo más humano”. “Desafiarán las miopes miradas cortoplacistas que, seducidas por la resignación, la avidez, o presas del paradigma tecnocrático, creen que el único camino posible se transita en el juego de la competitividad, de la especulación y de la ley del más fuerte donde el poderoso se come al más débil”, alegó.
En un segundo discurso ante obispos centroamericanos en un templo de esta ciudad, recordó la corriente “masiva y organizada” que surgió en octubre pasado con las caravanas humanas que viajan a Estados Unidos y abogó por “acoger, proteger, promover e integrar” al migrante.
“Muchos de los migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, no temen arriesgar y dejar todo con tal de ofrecer el mínimo de condiciones que garanticen un futuro mejor”, expuso.
Indicó que la Iglesia ofrece “hospitalidad para que las comunidades de origen y las de destino dialoguen y contribuyan a superar miedos y recelos, y consoliden los lazos que las migraciones, en el imaginario colectivo, amenazan con romper”.
“Son muchos los jóvenes que dolorosamente han sido seducidos con respuestas inmediatas que hipotecan la vida”, explicó. Hay jóvenes “sumergidos en situaciones altamente conflictivas”, como violencia doméstica, feminicidios, bandas criminales, narcotráfico y explotación sexual de menores y “de no tan menores”, narró.
“Duele constatar que en la raíz de muchas de estas situaciones” está el “fruto” de una sociedad “que se fue desmadrando, sin madre”, lamentó.
Por la tarde, en un acto con los jóvenes asistentes a la JMJ, aludió indirectamente al muro que el presidente Donald Trump quiere construir en la frontera entre México y Estados Unidos y solicitó a los jóvenes ser “constructores de puentes” en vez de muros que se quieren edificar “sembrando miedo” para “dividir”.
Francisco aconsejó a la juventud “ir adelante no para crear una Iglesia paralela un poco más ‘divertida’ o ‘cool’ (...) pensar así sería no respetarlos”, aclaró, al clamar por “reencontrar y despertar junto a ustedes la continua novedad y juventud de la Iglesia”.
La visita proseguirá hoy y finalizará el domingo.