Un ex espía ruso y su hija luchan por sus vidas en un hospital de Inglaterra tras haber sido envenenados con un agente neurotóxico en un intento de asesinato, dijo ayer la policía británica.
El caso ha enturbiado aún más las relaciones entre Rusia y Gran Bretaña, que ha dicho que responderá con fuerza si es que el gobierno ruso está vinculado al ataque. Tiene similitudes con un ataque mortal contra un ex espía ruso que ocurrió en el 2006 y que se atribuye al Kremlin. Esa vez se usó un veneno radiactivo. En este último caso, la opción de usar agente neurotóxico ocurre después de que se usara el agente neurotóxico VX para matar al medio hermano del líder norcoreano el año pasado.
Serguei Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, fueron hallados inconscientes el domingo en una banca de la ciudad de Salisbury, en el suroeste de Inglaterra, originando una investigación policial encabezada por detectives de contraterrorismo. Los confundidos policías inicialmente dijeron que padre e hija habían tenido contacto con una substancia desconocida.
“Habiendo establecido que un agente neurotóxico es la causa de los síntomas que nos llevan a tratar esto como un intento de asesinato, también puedo confirmar que creemos que las dos personas que se sintieron mal fueron blancos específicos”, dijo el jefe de contraterrorismo de la Policía Metropolitana Mark Rowley.
Skripal y su hija “se encuentran hospitalizados en estado crítico tras haber sido expuestos a la substancia”, dijo la policía.
“Además, desgraciadamente, un agente de policía que fue uno de los primeros en llegar a la escena en respuesta al incidente está también en el hospital en estado grave”, señaló Rowley.
La policía ha rehusado especular sobre el posible responsable del ataque. Por su parte, el gobierno ruso negó estar involucrado en el ataque contra Skripal, un ex agente ruso que cumplió una sentencia en su país natal por espiar para Gran Bretaña y luego fue puesto en libertad a través de un canje de espías. Los agentes neurotóxicos son substancias químicas que interrumpen los mensajes nerviosos enviados a los órganos del cuerpo.