Bruselas.— A pesar de los ajustes realizados en las últimas dos décadas para hacer frente a escándalos financieros y de abuso sexual a menores, la Iglesia católica sigue sin encontrar la fórmula que le permita recuperar fieles en una sociedad europea que se siente cada vez menos identificada con la institución.
Sin embargo, el llamado del papa Francisco a favor de la paz, los pobres y migrantes inspira a muchos, al tiempo que mantiene encendida la ilusión de que los seculares europeos, en algún momento, encuentren en el credo el confort espiritual necesario para afrontar las adversidades en un mundo convulsionado.
Es la reflexión que hacen los vaticanistas Tom Zwaenepoel y Jan De Volder sobre la pérdida de fieles en la Iglesia, los esfuerzos del Pontífice argentino por frenar la deserción y las expectativas de que pueda revertirse el proceso de apostasía en la Europa moderna.

De acuerdo con el Pontifical Yearbook 2025, la publicación que ofrece información sobre la vida de la Iglesia católica en todo el mundo, la población de creyentes crece, más no en Europa.
El número de católicos aumentó 1.15% entre 2022 y 2023, pasando de aproximadamente mil 390 millones a mil 406 millones, un crecimiento similar al bienio previo.
El continente africano es el más dinámico, con un ascenso de 3.31%, sumando 281 millones, 20% de todos los católicos en el globo. América, hogar de 47.8% de los católicos en el mundo, aumentó 0.9%, mientras que Asia registró un ascenso de 0.6%, situándose en torno a 11% de la población católica; la mayoría vive en India y Filipinas.
En contraste, Europa, que acoge a 20.4% de la comunidad católica mundial (unos 286 millones), es la zona menos vigorosa en el universo católico, con un incremento de apenas 0.2%. Italia, Polonia y España se mantienen como los principales referentes, con un número de fieles superior a 90% de la población.
Contrario a la tendencia en África y Asia, el Viejo Continente está perdiendo sacerdotes, registró 1.6% menos en 2023 respecto a 2022, y si bien el número total de candidatos al sacerdocio disminuye globalmente, Europa reporta la caída más significativa, menos 4.9%. Representa 12% de todos los seminaristas, comparado a 32.8% de África, 28.6% de Asia y 25.7% de América.
Tom Zwaenepoel, catedrático de la Universidad de Gante, afirma que “en Europa, los escándalos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia han llevado a muchos creyentes a dar la espalda a la Iglesia católica romana”.
En países como Bélgica, la deserción fue masiva en reacción a los testimonios de víctimas de abuso sexual por parte de religiosos, las historias de encubrimiento por autoridades competentes del Vaticano y la demora de las medidas.
Igualmente, agotó la paciencia de muchos la hipocresía que aflora cada vez que El Vaticano es epicentro de escándalos, sea por corrupción o teorías conspiradoras como el supuesto lobby gay.
La discriminación hacia los homosexuales y la situación de la mujer en la Iglesia (sigue sin poder ser sacerdotes), también han contribuido al distanciamiento.
“Este impulso de emancipación se siente mucho en Europa, también en los círculos eclesiásticos. Se aprecian las palabras de Francisco de que la Iglesia no debe excluir a nadie, pero muchos creyentes encuentran contradicciones en sus declaraciones cuando se trata de la homosexualidad.
“Durante el pontificado argentino, los creyentes han continuado distanciándose de la institución de la Iglesia porque no abraza suficientemente la modernidad. No es el mundo el que debe adaptarse a la Iglesia, sino la Iglesia al mundo”, señala.

El autor de libros sobre Francisco, Benedicto XVI y Juan Pablo II dice que en los últimos 20 años los pontífices han intentado responder a la desbandada causada por los abusos sexuales.
La primera piedra fue puesta por el Papa alemán, quien reconoció que los abusos sexuales no sólo eran un pecado, también un delito que debía castigarse, aunque culpó a la sociedad, la secularización y el laicismo.
El papa Francisco continuó la labor de Benedicto XVI, pero cambió de enfoque, aceptó las causas sistémicas dentro de la Iglesia, concretamente el clericalismo y las estructuras de poder.
“Francisco introdujo cambios en el derecho penal vaticano en línea con las convenciones internacionales, así como creó una Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Además, adoptó otras medidas, atendió denuncias y las trató.
“A pesar de estos esfuerzos, Francisco continuó enfrentando muchas críticas. Hubo quien dijo que era subjetivo y no actuaba con suficiente decisión y rapidez. Debido a su actitud y enfoque, la Iglesia católica romana ha perdido muchos creyentes. Falta transparencia y credibilidad”, indica.
Para el experto belga, en una cultura secular que ha sustituido a la cultura cristiana, como ocurre en Europa, la voz de la Iglesia es cada vez más silenciosa.
Zwaenepoel asegura que todavía se vive la fe en la Europa rica, pero se ha convertido en algo personal y en círculos cada vez más limitados.
“En Europa se ve cada vez más al Papa como un líder espiritual que antepone los valores cristianos: el amor entre los semejantes y el amor entre Dios y el hombre, los dos rumbos que forman el signo de la cruz, de la barra vertical y horizontal, pero el mundo necesita cada vez menos la institución de la Iglesia, es decir, no necesitamos la Iglesia para creer”, considera.
Subraya que muchos siguen llamándose religiosos, pero las iglesias se muestran casi vacías durante los oficios dominicales.
“Los jóvenes ya no sienten el lenguaje de la liturgia ni el simbolismo del año eclesiástico, pero si el Papa, como uno de los pocos líderes mundiales, llama una y otra vez a la paz mundial y ofrece repetidamente claves para una vida mejor y feliz, podrá seguirá inspirando, la fe seguirá viva.
“Las Jornadas Mundiales de la Juventud atestiguan que muchas personas, sobre todo jóvenes, buscan espiritualidad y sentido. Tienen preguntas sobre la vida y buscan respuestas. Quieren trascender la superficialidad de las apariencias. Es aquí en donde la Iglesia católica romana puede desempeñar un papel crucial, también en el siglo XXI, incluso después del pontificado argentino”, añade.

Igual de esperanzador se muestra Jan De Volder, profesor en la Facultad de Teología y Ciencias Religiosas de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, quien asegura que el papado de Francisco ha contribuido a la reconciliación con la Iglesia haciendo énfasis en los pobres, la periferia, la migración y los asuntos sociales.
“Ha sido un Papa popular, pero criticado como ningún otro, particularmente en Estados Unidos, donde algunos lo ven como un Papa antiestadounidense, muy cercano a los refugiados y no suficientemente conservador. “En general, es un Papa querido por los católicos, pero de allí a decir que ha sido capaz de traer de regreso a la iglesia a los fieles en los países seculares europeos y de otras partes del mundo, es complicado. En todo caso, no en grandes números, pero sí hay casos individuales de reconciliación con la iglesia por él”.
Para De Volder no es una lucha perdida, aún es posible hacer que la gente vuelva a la iglesia. Pone de ejemplo el caso de los hijos de aquellos que la cambiaron por la iglesia pentacostal buscando salud y bienestar. Han comenzado a regresar: “La situación mundial no es alentadora, guerras, calentamiento global; mucha gente está preocupada por el futuro y eso puede provocar que la gente vuelva a la fe, sea fe musulmana, budista, cristiana, así que puede que en un futuro cercano, veamos un retorno a la fe”.