y varios países del Golfo han intensificado sus esfuerzos diplomáticos para lograr el desarme de Hezbolá como condición clave para avanzar en la estabilización del sur de Líbano, facilitar el retiro de las tropas israelíes de la región y activar un fondo de inversión para la reconstrucción del área, devastada por años de conflicto.

De acuerdo con Bloomberg, el enviado estadounidense para Siria, Tom Barrack, ha expresado al presidente libanés, Joseph Aoun, su disposición a mediar políticamente si el gobierno avanza en un proceso concreto para disolver a Hezbolá como grupo armado. Esta iniciativa estaría acompañada de un renovado respaldo para mantener el alto el fuego entre y Hezbolá.

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En paralelo, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han condicionado su apoyo financiero a Líbano a la presentación de un plan con plazos definidos para el desarme total del grupo. Las autoridades de estos países comunicaron tanto al presidente Aoun como al primer ministro Nawaf Salam que cualquier ayuda económica, especialmente en el marco de la recuperación tras el reciente enfrentamiento y la prolongada crisis financiera, dependerá de avances verificables en ese sentido.

“Los han dicho claramente: ‘Si hacen estas cosas, iremos al sur de Líbano e invertiremos en una zona industrial, renovación y generación de empleos’. No se trata de promesas, sino de compromisos reales”, señaló Barrack.

Fractura en Beirut

La propuesta de desarme promovida por Estados Unidos recibió esta semana un respaldo significativo por parte del gabinete libanés, que aprobó los objetivos centrales del plan, incluidos los lineamientos para restringir la posesión de armas exclusivamente al Estado.

El grupo chií respondió con firmeza y calificó la decisión gubernamental como una traición a la causa de la resistencia. “Es una marcha de humillación”, conforme a AlJazeera, denunciando que el gobierno estaba cediendo ante las presiones de .

“No hay ningún estado o gobierno en el mundo que se enfrente a la en su propio territorio mientras el enemigo siga allí, ocupando la tierra y llevando a cabo agresiones contra el Líbano a diario”.

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Hezbolá también invocó el derecho a la autodefensa reconocido por la Carta de las Naciones Unidas. “Seguiremos ejerciendo nuestro derecho a resistir”.

En un tono igualmente desafiante, el líder adjunto de Hezbolá, , advirtió que cualquier intento de Israel de reanudar una guerra a gran escala contra Líbano sería respondido con ataques de misiles. “Bombardearemos con fuerza si Israel vuelve a abrir una guerra”, declaró Qassem en un discurso televisado, subrayando que el arsenal del grupo permanece activo y operativo.

El choque de posturas entre el gobierno libanés y Hezbolá expone las profundas divisiones internas sobre el rumbo del país y plantea dudas sobre la viabilidad de implementar plenamente el plan impulsado por Estados Unidos y sus aliados árabes.

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acf/bmc

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